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Así va el sector eléctrico colombiano en el 2025: riesgos, balances y cifras

Colombia está viviendo un momento crucial de cara a su seguridad energética, por lo que aquí le contamos sobre las alertas existentes y datos que permiten entender el panorama completo.

Colombia

Durante los últimos 30 años, el sector eléctrico en Colombia ha aportado más de 140 billones de pesos para el desarrollo de proyectos y plantas de generación de energía, lo que ha permitido que, aunque más de 11 países de la región se han apagado en los dos últimos años, el país lleve tres décadas sin apagarse. Tales recursos no han salido del presupuesto de la nación y, por tanto, no han afectado el desarrollo de otros sectores igualmente importantes que dependen de este, como la salud, la educación y la infraestructura vial, por citar solo algunos.

Sin embargo, los recientes balances de energía reportados por XM, el Operador del Mercado, han demostrado cifras alarmantes en materia de abastecimiento de energía eléctrica para los próximos años. Aquí le contamos sobre el panorama completo y si la seguridad energética del país estaría en riesgo.

¿Cómo está la demanda vs. la oferta de energía eléctrica?

De acuerdo con la UPME (Unidad de Planeación Minero Energética), la demanda de energía está creciendo mucho más rápido que el parque generador de energía. En los últimos 5 años, esta ha tenido un crecimiento promedio anual de 3,95%; mientras que la capacidad instalada ha crecido un 3,37% anual, por lo que, aunque el país ha avanzado en la diversificación de su matriz eléctrica, incorporando fuentes renovables como la solar y la eólica, la capacidad de generación no ha crecido al mismo ritmo que el consumo de energía eléctrica.

Las proyecciones del operador del mercado, XM, muestran un faltante de energía para los próximos años, llegando a -3,5% en el 2027, año que puede ser crítico para el país si se presenta un periodo de sequía o un fenómeno de El Niño, pues, si se tiene un fenómeno climático extremo o contingencias en los proyectos, ya no habría suficiente energía para cubrir el consumo.

Se reportan retrasos en la implementación de nuevos proyectos de generación de energía

Las cifras reportadas evidencian la necesidad de impulsar nuevos proyectos de generación de energía, en todas las tecnologías disponibles para asegurar la estabilidad del sistema. No obstante, tal como reporta XM, el operador del mercado, en 2021 solo ingresó el 7% de la energía esperada, en 2022, el 27%, en 2023, el 17%, en 2024 el 25% y, en lo que va del 2025, solo ha ingresado en operación el 9,3% de lo esperado.

Además, de acuerdo con información pública de XM, existen retrasos de hasta 13 años en infraestructura del Sistema de Transmisión Nacional y de 11 años en infraestructura del Sistema de Transmisión Regional, en donde las principales barreras son los trámites de licenciamiento ambiental, la conflictividad social en territorio y los procesos de consulta previa.

Estos retrasos tienen serias implicaciones económicas y de seguridad para el país; pues, dada la existencia de un déficit de energía firme, la no materialización de la capacidad de generación esperada incrementa directamente el riesgo de desabastecimiento eléctrico y la vulnerabilidad del sistema, no solo se encarece la energía, sino que también afecta la confianza de los inversionistas en la planificación sectorial y pone en riesgo la confiabilidad del suministro a nivel nacional.

Fortalecer este sector es crucial, ya que un apagón tendría altos costos. Según Corficolombiana, cada hora de racionamiento le costaría al país 5.200 millones de pesos. Según el Banco de Bogotá, este número puede superar los 200 mil millones cada hora. Los sectores más afectados serían la manufactura, la minería y el comercio, que en conjunto representan el 24% del PIB y el 30% del empleo nacional. Además, según un estudio de Fedesarrollo, un racionamiento similar al de los años noventa generaría una pérdida de 230 mil empleos y llevaría a más de 203 mil personas a condiciones de pobreza.

Por eso, garantizar la seguridad energética es esencial para el desarrollo económico, la competitividad y la calidad de vida de los colombianos.