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“Pensamos que ellos nos matarían”: Venezolano liberado de la cárcel en El Salvador

Roger Molina estuvo preso en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT). Una prisión de máxima seguridad construida en 2022 por el gobierno de Nayib Bukele.

10AM (24/07/2025 - Tramo de 11:00 a 12:00)

252 venezolanos regresaron a su país luego de estar privados de la libertad durante cuatro meses. En 10AM de Caracol Radio estuvo Roger Molina, quien estuvo en calidad de refugiado en Estado Unidos y terminó en el CECOT, una mega cárcel de El Salvador.

Relató que vivía en Colombia junto a su novia, dónde encontraron un programa que se llamaba “Movilidad Segura”, allí les explicaron que el objetivo era ayudar a venezolanos, cubanos, haitianos y nicaragüenses a entrar a los Estados Unidos en condición de refugiados.

“El proceso duró un año. Nos hicieron varias entrevistas, incluso un oficial de los Estados Unidos nos entrevistó, eran siete filtros y todos los pasamos. Ese programa nos financiaba todo” contó. Además, también explicó que este programa les dijo que una vez llegaran al destino (Houston, Texas), les entregarían una prorroga (contrato con un tiempo estipulado).

La llegada

Cuando llegaron al aeropuerto de Houston y un oficial lo detuvo en migración y le preguntó de que parte venía: “Yo le digo que de Venezuela, de Maracaibo, Aragua. Cuando le dije eso, empezó todo”. El oficial lo mandó a él y a su novia a una oficina del aeropuerto, dónde lo cuestionó por los tatuajes que tenía en su cuerpo, Molina contó que tiene cinco tatuajes en su cuerpo, y que tres de ellos, según el oficial, eran relacionados al tren de Aragua (Banda criminal venezolana).

“O sea, que por esos tres tatuajes que yo tenía, había una coincidencia con el tren de Aragua, que por ese motivo tenían que dejarme detenido en el país de los para que supuestamente yo peleara un asilo”, él se sorprendió, pues le pareció irreal que las personas de migración no lo dejaran entrar al país, pero si que peleara por un asilo.

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A su novia la devolvieron ese mismo día a Colombia, mientras que a él lo enviaron a un centro de detención en Montgomery, Alabama. Pasó por cuatro centros en Estados unidos. El último en el que estuvo, le dijeron que le habia llegado un papel en el que se le acusaba de ser un posible miembro del Tren de Aragua, “solamente por los tatuajes”, añadió.

Luego de haber recibido la noticia, llamó a sus familiares y les explicó la situación, a lo que ellos procedieron a contratar un abogado que les dijo que no había razones para incriminarlo, pues no tenía ningún antecedente.

Migración lo deporta

El 15 de marzo le notificaron que iría deportado a Venezuela junto con a cuatro personas más. Contó que en el avión iban escoltados, como si fueran unos criminales. Viajó uno hora hasta el estado de Texas, dónde lo enviaron a un autobus.

Pasó por otro centro dónde finalmente lo subieron a otro bus, “siete camionetas atrás, iba un helicóptero con un francotirador, o sea, armaron una película total”. Expresó también que el miedo de él y de los demás venezolanos que se encontraban allí, era saber porque si ellos iban a Venezuela, había salvadoreños:

“En el avión en el que yo estaba, iban 20 salvadoreños. Luego me comentaron unos compañeros que en el avión de ellos iban dos y que en otro avión iban mujeres”. Roger Molina cuando llegó finalmente a El Salvador y vio a los agentes de CECOT, entendió lo que se venía, pues él en videos de TikTok, ya había visto como era esa mega cárcel.

Privado de la libertad

Molina mencionó que los tratos eran inhumanos: le raparon la cabeza y lo golpearon desde el primer día. La gente se desmayaba y había sangre en el suelo. Le dijeron que la única forma de salir de aquella cárcel era en una bolsa negra.

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Además, no solo era el tema de comunicación con sus familiares, sino también el trato de los guardias que los golpeaban brutalmente, les gustaba torturarlos: “por eso pensamos que a veces ellos querían matarnos, se escuchaban gritos en otras celdas. Era un infierno”.

El reencuentro con su familia

Roger Molina pudo reunirse con su familia luego de haber estado tantos meses fuera. El contó que aprendió a valorar más las pequeñas cosas y no planea volver a los Estados Unidos.

“Espero que todo sea la voluntad de Dios, me alegra que eso haya terminado con un buen desenlace porque la verdad es que ese lugar es una violación a los derechos humanos”, agregó.

Un punto a tener en cuenta es la forma en la que se le puede incriminar tan fácil a una persona sin abrirle un proceso y simplemente darlo por hecho. Un par de tatuajes incriminaron a Molina, llevándolo a uno de los sitios más hostiles, como la mega cárcel CECOT.