Confrontaciones entre fuerzas sirias y grupos pro-Asad deja más 532 muertos
El Ministerio de Defensa sirio crea un “comité de emergencia” para realizar un juicio militar a responsables de los asesinatos.

Más de 532 civiles de la comunidad alauita, la minoría religiosa a la que pertenece el depuesto presidente sirio Bashar al Asad, murieron desde el jueves a manos de las fuerzas de seguridad y grupos aliados en el oeste del país, indicó este sábado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El Observatorio indicó que más de 500 civiles murieron desde el jueves a manos de las fuerzas de seguridad sirias y de grupos aliados, en operaciones y combates con personas leales al presidente derrocado Bashar al Asad.
Según dijo, los mataron “las fuerzas de seguridad y grupos aliados” en enfrentamientos con partidarios del mandatario derrocado el pasado diciembre.
Con esto, el balance de muertos desde el jueves asciende a 532, incluyendo 213 miembros de las fuerzas de seguridad y aliados, según la misma fuente.
Según el OSDH, “532 civiles alautias fueron abatidos en las regiones de la costa siria y de las montañas de Latakia [oeste] por las fuerzas de seguridad y grupos afiliados” desde el jueves, lo que lleva el balance total de estos episodios violentos a 745 muertos, incluyendo 213 miembros de las fuerzas de seguridad y de combatientes leales al clan Al Asad.
La nueva administración siria no ha reconocido explícitamente estos actos, aunque sí ha afirmado que tomará medidas legales y hará rendir cuentas contra todo aquél que haya cometido “excesos” o “actos de venganza” contra la población civil durante las operaciones militares dirigidas a apagar los focos de insurgencia de los grupos pro Al Asad.
Al Asad, que huyó a Rusia tras gobernar el país 24 años, fue derrocado el 8 de diciembre por una alianza de rebeldes islamistas encabezados por el grupo radical Hayat Tahrir AlSham.
Desde entonces, las nuevas autoridades afrontan el desafío de restablecer la seguridad en el país, escenario de una cruenta guerra civil que empezó en 2011 y en la que murieron más de medio millón de personas.