Por desmonte de Aquarela, ministro de Cultura y alcalde de Cartagena son ‘Vigías del Patrimonio’
El Ministerio de las Culturas resaltó su labor en la protección del patrimonio histórico de Cartagena

Cartagena
El alcalde mayor de Cartagena, Dumek Turbay Paz, recibió de manos de Saia Vergara, viceministra de Patrimonios, Memorias y Gobernanza Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, el chaleco que lo convierte en Vigía de Patrimonio, programa que tiene 25 años, creado por Katya González. El espacio también contó con la presencia del ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa.
También la directora de Patrimonio del Ministerio, Mónica Orduña, y la viceministra cartagenera Saia Vergara, nombraron Vigía al Ministro Juan David Correa Ulloa. Fue un trabajo conjunto de la Alcaldía y Mincultura en la demolición del Aquarela, un hecho sin precedentes en la historia de los Sitios de Patrimonio Mundial declarados por la UNESCO.
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Fue clave el trabajo del ministro porque desde que llegó a su cargo se puso a la tarea de trabajar conjuntamente con el alcalde para restituir el patrimonio y cumplirle a Cartagena y a la UNESCO.
Ante este reconocimiento, el Alcalde Mayor de Cartagena resaltó sentirse muy complacido y, principalmente honrado, frente a lo cual añadió que: “Desde que llegué a la administración he estado protegiendo el Patrimonio de la Humanidad y por eso dije que sí o sí teníamos que derrumbar el edificio Aquarela y lo logramos. Hoy estoy aquí haciendo el juramento de seguir protegiendo la historia de mi ciudad y así será siempre, mientras esté al frente de Cartagena”.
Caso Aquarela
En medio de un acto histórico, el 2 de noviembre, que contó con la presencia del alcalde mayor de Cartagena, Dumek Turbay Paz; el ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa; diversos invitados, además del gabinete distrital en pleno, Cartagena de Indias oficializó la conmemoración de sus 40 años como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad. La esperada noticia se materializó con el fin de Aquarela, el polémico edificio que puso en riesgo el prestigioso reconocimiento de talla mundial.
Tuvieron que pasar siete años desde que, ante la mirada atónita del mundo, una mole de cemento amenazó uno de los reconocimientos más preciados y significativos de todos los colombianos: la declaratoria de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad de Cartagena de Indias.
Entre justificaciones y evasivas, sin que nadie asumiera responsabilidad alguna, el llamado Edificio Aquarela pasó a interferir, de la noche a la mañana, con la visual del imponente Castillo San Felipe de Barajas. No era algo menor. Y, en efecto, así lo hizo saber de inmediato la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación – Unesco, que no vaciló en advertir que la única solución válida era la demolición sin contemplaciones de aquella edificación.
Fue entonces cuando, en 2017, la Unesco ordenó derribar el edificio Aquarela, pues su construcción “perturbaría y destruiría… la relación histórico visual y simbólica existente entre el castillo y sus alrededores”.
Así, después de más de tres décadas de reconocimiento internacional, Cartagena experimentó por primera vez el riesgo de perder lo que con todos los méritos había conseguido la noche del 2 de noviembre de 1984, cuando la octava sesión del Comité del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, celebrado en Buenos Aires, Argentina, la engalanó ante el mundo como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad.
Años aplazamientos frente a la decisión innegociable de derribar el polémico edificio llegaron a su fin, en menos del primer año de gobierno del alcalde Turbay Paz, quien no solo acabó con la polémica estructura de concreto, sino que también ha liderado desde entonces la defensa de las familias afectadas en su buena fe, tras invertir su dinero en el fallido proyecto inmobiliario.