¿Cultura picotera en Barranquilla intimidada por bandas criminales?
Caracol Radio le cuenta cómo habrían permeado delincuentes las verbenas en la ciudad y su área metropolitana
La verbena hace parte de la cultura Caribe. El estruendoso sonido de la música afroantillana reproducida por un picó hace bailar a todos y durante décadas esta ha sido la fiesta sana de todas las clases sociales, pero de acuerdo con un analistas de seguridad y algunos investigadores judiciales, esto ha “mutado” para convertirse en lo que podría ser un foco y, al mismo tiempo, un objetivo de la delincuencia.
Tras los recientes homicidios y atentados contra propietarios, administradores y otros personajes relacionados con esta actividad, además de varios panfletos amenazantes contra el gremio picoteril, Caracol Radio dialogó con expertos que manifestaron que una de esas mutaciones es la lucha entre bandas criminales por el control del territorio para distintas rentas ilegales en sectores como el suroccidente y suroriente de la ciudad, que son cunas de esta fiesta popular.
Así lo aseguró el docente Luis Trejos, del Observatorio de Seguridad de la Universidad del Norte.
“Con respectos a los ataques violentos que están recibiendo miembros de la comunidad picoteril en Barranquilla, hay que decir que esta cultura se ha desarrollado especialmente en las localidades suroccidental y suroriental de la ciudad y es precisamente en esas zonas se han asentado los grupos armados y están adelantando la mayor cantidad de acciones bélicas en contra de sus enemigos”, dijo.
Reclutados e instrumentalizados
Otro de los factores es la presunta participación de quienes en algún momento fueron, o siguen siendo, reconocidos actores del mundo de la verbena, pero que reclutados e instrumentalizados por la criminalidad engrosan las finanzas derivadas del tráfico de estupefacientes.
“Aparecen los Picós, primero como un espacio estratégico para la venta del microtráfico ya que convocan especialmente a gente joven de esos sectores. Segundo, porque también puede reclutar en torno a los picós”, agregó Trejos.
La encrucijada del gremio picoteril es que, como ha sucedido con tenderos, ferreteros, conductores de bus urbano, entre otros, el haber quedado en medio de la disputa territorial entre delincuentes y, además, ser una fuente de movimiento de la economía, son objeto de extorsión.
“Porque al ser una actividad económica que se desarrolla en espacios disputados o controlados por estos grupos armados, los picoteros se convierten entonces en objetivo de extorsión y si no pagan la extorsión también son violentados por parte de los miembros de estas organizaciones criminales”, concluyó el docente.
LEA TAMBIÉN: Asesinan a Policía en Barranquilla que custodiaba detenidos en una estación