Elecciones en El Salvador: el efecto Bukele y el futuro de la democracia
Cinco expertos analizaron el posible triunfo del actual presidente y el impacto en la estabilidad democrática de El Salvador.
Elecciones en El Salvador: el efecto Bukele y el futuro de la democracia
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EFE/Rodrigo Sura
Esta noche de viernes en Hora20 nos vamos para El Salvador. País que en pocas horas acudirá a las urnas para elegir presidente y una nueva asamblea legislativa. Se analizó de la importancia de estas elecciones, del impacto democrático de la nueva candidatura de Nayib Bukele, de las altas posibilidades de seguir gobernando el país, así como una mirada a los actores clave en esta elección.
En menos de 36 horas cerca de 6,2 millones de salvadoreños acudirán a las urnas para elegir presidente. El resultado parece estar cantado, pues las encuestas publicadas en enero como la de CID-Gallup, demuestran que la intención de voto de Nayib Bukele ronda el 79%, mientras que el resto de sus cinco competidores no superan más del 3%. Quien se ha hecho llamar como el “presidente millenial” o “el dictador más cool del mundo”, ha logrado saltarse la constitución con una interpretación que hizo la Corte Suprema de Justicia que en 2014 estableció que se debía esperar 10 años para volver a aspirar a la presidente, pues con un cambio de magistrados tras la destitución de 10 de 15 de ellos, se estableció que sí podría ser aspirante nuevamente apartándose seis meses del cargo antes de terminar el periodo. Hoy la popularidad de Bukele se ubica entre el 70 y el 90%, todo esto a pesar de los enormes repartos que hay sobre su gobierno.
Lo que dicen los panelistas
Para Óscar Martínez, jefe de redacción de El Faro, es previsible que hombres como Bukele existan y aprovechen el momento en sociedades tan injustas como las que se han construido, “los últimos cuarto expresidentes han tenido problemas judiciales, hoy amparados en la dictadura de Ortega. La gente estaba cansada del saqueo, tenemos una sociedad en nivel de degradación terrible, 50% de la población en inseguridad alimentaria; en sociedades desesperadas donde la difusión de la democracia es tan raquítica o nula es difícil convencer a la gente que se preocupa por la comida, a que vea lo que hace la Corte Suprema de Justicia”. Resaltó que el tema económico sin duda marca tendencia, “desde que llegó Bukele al poder 210 mil personas han caído a la pobreza extrema y 1 millón de personas están a pasos de caer en hambruna porque no hay categorías que los definan en la crisis de inseguridad alimentaria”.
Juan Diego Quesada, corresponsal de El País América en El Salvador, planteó que hay una preponderancia de Bukele asombrosa, “nunca he hecho una cobertura en un país en la que un presidente arrase de esa manera, hay una recreación del despacho presidencial en el aeropuerto y la gente se toma fotos, en camino a la ciudad hay anuncios sobre Bukele y su partido, pero no se encuentra nada de la oposición, no tienen dinero, no tienen recursos y no se anuncian de ninguna manera”.
Resaltó que la gente apoya a Bukele por su política en seguridad, “parece no importar el deterioro en derechos humanos que se ha dado, no hay emoción porque Bukele arrase, él no ha hecho campaña, no ha hecho eventos públicos, ni siquiera un cierre de campaña donde se muestre su poder, todo lo ha hecho en redes sociales, sus videos son cinematográficos, algo que no se veía desde Obama en publicidad de sí mismo”.
Ruth López, abogada constitucionalista, jefa Anticorrupción y Justicia de Cristosal en El Salvador, planteó que el asunto es que estamos sobrepasados de propaganda gubernamental, “El Salvador es un país que no tiene frenos y contrapesos, eso dejó de funcionar desde 2021 y con la sombrilla de popularidad; cada vez los espacios de corrupción son conocidos por el periodismo, hay un blindaje, lo cierto es que cada vez más estos elementos salen a flote, hay una excesiva concentración de poder, mucho nepotismo, el régimen de excepción y eso ha traído fenómeno de desaparecidos y un producto de personas despedidas que no logran protestar frente al régimen”.
Resaltó que no hay árbitro electoral que establezca equidad en la contienda, “no se nivela la cancha, por el otro lado, esto ocurre bajo la sombrilla de popularidad que termina justificando por fuera, eso cubre toda irregularidad y pretende justificarse; dentro de la población hay personas muy afectadas por el régimen”.
Jairo Libreros, abogado, profesor universitario, experto en asuntos de seguridad, comentó que con los antecedentes que hay en la región, se puede decir que lo que ocurre en El Salvador es un embrujo autoritario, “los que logran entender la línea que les permite no hablar de la solución o de hechos y las dificultades, sino un relato populista para crear una ilusión de la nada y apoderarse del poder, eso es lo que marca el límite”. De otro lado, recordó que en el país tuvimos la oportunidad de tener un gobierno con facetas parecidas a lo que pasa en ese momento, “el inicio del gobierno Uribe, un presidente carismático, que utilizó la seguridad para subir la popularidad y manejaron bien en comunicaciones, pero Bukele rompe el orden constitucional, sabe bien que, con un discurso fácil y suave logra tener atención y en otra mano tiene discurso fuerte”.
Planteó que Bukele tiene que cerrar más espacios democráticos para mantenerse en el poder y estar lejos de la justicia que lo lleve a un juicio político, “cuando se apuesta por el autoritarismo y se tuerce la constitución para estar en el poder, la única salida es restringir y utilizar el nosotros contra ellos”.
Para Héctor Lindo, historiador salvadoreño, lo que está ocurriendo con Bukele se trata de un quiebre en el Estado de derecho, “eso está vigente en la constitución, es parte de la tradición de oponerse a la reelección porque el país tuvo una trayectoria muy larga de presidentes que querían quedarse en el poder”, en se sentido, comentó que desafortunadamente en la historia de El Salvador las dictaduras ha sido más frecuentes que la democracia, “han sido militares y personalistas, pero el fenómeno Bukele evoca más los elementos de dictaduras personalistas del siglo XX como hostilidad a prensa libre, el control del poder judicial, la falta de transparencia en el manejo de fondos públicos, dotación del Ejército para ampliar el poder coactivo del Estado, sobre todo, un manejo de la propaganda”.
Explicó que el país llega a este punto después de que los partidos dominantes hicieron avances en términos de independencia y establecer transparencia, “pero también se dieron traspiés, en el problema de las pandillas la solución fue muy limitada, un problema que el causal no era tanto de ellos, eran las limitaciones, el desarraigo de la guerra”.