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Reclaman el inicio del desminado humanitario en Norte de Santander

Recomiendan aprovechar diálogos y cese de hostilidades con ELN y disidencia de las Farc

Desminado humanitario por parte de una organización internacional

Cúcuta

El Ejército Nacional halló y destruyó diez minas antipersonales en la última semana en Norte de Santander; sin embargo, no logró encontrar una en San Calixto que se activó de forma accidental por una menor de 17 años.

El estado de la pequeña es delicado. Recibe asistencia en el Hospital Emiro Quintero Cañizares de Ocaña donde incluso debió ser intervenida quirúrgicamente y ahora atravesar por un complejo y doloroso proceso.

Hace tan solo una semana en la mesa de paz organizada en Tibú varios campesinos colocaron en el tintero este tema “el inicio de un desminado humanitario”, para distensionar la violencia de los territorios y el miedo de la población civil en el Catatumbo por estas armas letales.

Según el informe del CICR solo en el primer trimestre del 2023, Norte de Santander contabilizaba 18 casos de víctimas de minas antipersonales, entre los que se encuentran menores de edad, distintas poblaciones campesinas y miembros del Ejército.

Para Francisco Daza, coordinador de la línea de paz territorial de la fundación Paz y Reconciliación, esta acción es muy necesaria para promover la tranquilidad en la zona del Catatumbo.

Explicó que “es un componente central que depende de la puesta en marcha de la política de paz del presidente Gustavo Petro. Hay un tema muy permanente que es el minado en diferentes zonas del país”, detalló.

A su vez manifestó que “en el marco de los procesos de negociación tanto con el ELN, y ahora con el inicio de negociaciones con el Estado Mayor Central de las Farc, pues ahora tiene diversas complejidades toda vez que primero debe establecerse que se está cumpliendo un cese de las hostilidades por parte de estos grupos armados y segundo también la comprensión de las prácticas que atentan contra la población civil”.

Por último, comentó que “el desminado se da en el contexto de una disputa entre los grupos armados organizados que también tiene como propósito el control de una zona territorial minada, ya sea porque pueden adelantar acciones de economías ilegales o ejercer algún tipo de presión social sobre la población civil que allí habita”.

Se expone que incluso podría existir un subregistro frente a esta problemática, pues algunos de los campesinos no denuncian por miedo a represalias.