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Disturbios en Francia, ¿hay forma de recomponer la fractura social?

Panelistas analizaron las movilizaciones de los últimos días en varias ciudades francesas que desembocaron en violencia ante la muerte de un joven de 17 años

Protestas en Francia. (Foto: Naseer Turkmani/Anadolu Agency via Getty Images) / Anadolu Agency

En Hora20 el análisis a los hechos del mundo empezando por Francia donde durante los últimos días las fracturas sociales han florecido, la violencia se apoderó de las calles y la política nacional juega un papel determinante en el futuro del actual panorama de Francia. Después una mirada a la violencia que se ha visto en Yenín, en la Palestina ocupada por cuenta de una operación a gran escala que dejó una docena de muertos. Por último, el efecto que ha generado dos semanas después la irrupción del grupo Wagner.

La muerte del joven de ascendencia argelina, Nahel Merzouk de 17 años en Nanterre a manos de las autoridades mientras conducía sin licencia, generó que buena parte de Francia ardiera durante siete noches dejando 5 mil vehículos incendiados, 45 mil agentes desplegados, 2.500 edificios afectados y un costo total de $1.100 millones de dólares, unas cifras que no se llegarían a comparar con la fractura social, económica y cultural que develó las protestas de los últimos días, pues parte de la movilización se desarrolló en la banlieue, es decir, en la periferia de ciudades como París donde vive mayoritariamente población migrante del Magreb y la áfrica subsahariana y donde los niveles de pobreza son tres veces más altos que en el resto del país.

La muerte del joven Nahel habría funcionado como una especie de “chispa”, como lo catalogó el periódico francés Mediapart, pues habría sido el detonante de los problemas de desigualdad, olvido estatal y segregación que se vive en las zonas periféricas de varias ciudades de Francia. Una protesta que también habría estado liderada y protagonizada por jóvenes, pues cerca del 30% de los manifestantes eran menores de 18 años, evidenciando así el malestar de los más jóvenes frente a las políticas que han impulsado los últimos gobiernos. De otro lado, los episodios de los últimos días recuerdan las tres semanas de violencia que se vivieron en 2005 cuando dos jóvenes murieron electrocutados mientras buscaban resguardarse de un control policial, de hecho se estima, que en la semana de violencia de este 2023, hubo el mismo nivel de destrucción que se registró durante las tres semanas de 2005.

Este episodio también despierta el futuro de la política francesa, el presidente Macron ha hecho un llamado a la calma y ha planteado un plan de reconstrucción, al tiempo que la derecha en cabeza de Marie Le Pen intenta ganar terreno en medio del descontento por la violencia generada asegurando que ya no se respeta a la Policía.

Lo que dicen los panelistas

Para Mauricio Sáenz, abogado, periodista, analista y asesor editorial en medios digitales, lo que muestra el estallido y protestas en Francia es una gran descomposición en la sociedad, una desintegración y un problema identitario complicado, que tiene que ver con la presencia de migrantes como de tercera o cuarta generación que provienen de antiguas colonias francesas, “estas protestas de ahora a diferencia de las anteriores no es una protesta que se solucione con medidas sencillas. Los chalecos amarillos eran en referencia al precio de la gasolina o las recientes era el tema de la jubilación, en este caso el Estado francés no tiene herramientas claras para solucionar el problema”.

Aseguró que el racismo sigue gravitando sobre toda esta situación, de hecho, un estudio del Defensor de Derechos Humanos francés estableció que los jóvenes percibidos como afrodescendientes o árabes tienen 20% más de probabilidad de ser detenidos por la Policía, “hay una fractura social que está determinado por una línea racial. Hay un académico que señala que las prácticas policiales están enraizadas en el colonialismo, esas circunstancias que no se pueden dejar de lado”.

Mauricio Jaramillo, politólogo, profesor en la Universidad del Rosario, columnista y exasesor de Unasur, señaló que cada vez que hay un problema de protesta en Francia está el tema de la migración y eso no es fortuito, “lo que ha hecho la derecha moderada en esta oportunidad es abrazar la tesis de la derecha radical de decir que hay un choque entre el nacionalismo y multiculturalismo”, por otro lado, comentó que comparar lo que está sucediendo actualmente con el momento que estaba viviendo Francia durante la guerra de Argelia le parece exagerado, “sí hay un momento reciente de la historia reciente del modelo es con los chalecos amarillos”.

Por otro lado, comentó que, si el caso francés se compara con el de George Floyd en Estados Unidos, “en su momento lo que hizo Trump que fue echarle leña al fuego, en el caso de Macron ha buscado un equilibrio entre recuperar el orden y no hacerle el juego a la extrema derecha”.

Para Frederic Masse, doctor en Ciencia Política y director de la Red Coral, el fenómeno no es nuevo, existe desde hace 40 o 50 años y afirma que es un problema conocido y sobre diagnosticado que no ha sido resuelto porque es un tema estructural, “hablar de desintegración es un poco exagerado, pero sí hay fracturas en los suburbios”, pues comenta que son jóvenes de la tercera o cuarta generación, por lo cual, son totalmente franceses. Sin embargo, aclara que no se puede poner tanto el foco en el tema de la migración porque muchas veces en los suburbios; no son mayoritarios los que vienen de la migración de hace décadas, “hay un problema de suburbios con una fractura social y estructural, que es diferente a lo que se vivió con los chalecos amarillos, porque estas protestas venían de las zonas rurales, mientras que las de hoy vienen precisamente de los suburbios”.

También comentó que hay que entender que hay una desesperación de los jóvenes bastante grande por ausencia de alternativas, “cuando llega el verano hay problemas y también está el efecto general de la violencia que está distorsionado por los medios de comunicación”.

Margarita Cadavid, internacionalista, especialista en derechos humanos y defensa, explicó que el detonante es la muerte del joven de 17 años, “pero hay unas precondiciones y creo que estas precondiciones están en la periferia de las ciudades en donde se ve un problema de integración social”, pues comenta que es en esta periferia de las ciudades donde se ven unos problemas estructurales, donde hay grandes niveles de desempleo, de pobreza, de acceso a muchos de los beneficios del Estado y

“esta violencia directa es el resultado de una violencia estructural y cultural”.

Detalló que la violencia cultural se refleja en discursos y comportamientos xenofóbicos también islamofobia, “estas zonas hay mayor presencia policial que en muchos momentos tiene este prejuicio y los muchachos se ven reflejados en este joven que murió”.