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Ser más, para servir mejor: lo que aprendió en Boavita el brigadier Pedro Arnulfo Sánchez

El boyacense que estuvo a cargo de la misión de rescate de los niños en la selva del Guaviare

Ser más, para servir mejor: lo que aprendió en Boavita el brigadier Pedro Arnulfo Sánchez

Tunja

En diálogo con Caracol Radio, el Brigadier General Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, oriundo de Boavita en Boyacá, comandante del Comando Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares y quien tuvo a cargo esta histórica operación de rescate, contó junto a su hermano el Ing. Juan Carlos Sánchez, detalles de su infancia y cómo llegó a ocupar uno de los cargos más importantes de las Fuerzas Militares en Colombia.

El general Sánchez es el tercero de cinco hijos que tuvo doña Edelmira Suárez Ruiz y Pedro Abel Sánchez Galvis en Boavita, relató Juan Carlos Sánchez, hermano del general, explicó que su madre fue profesora de profesión y su padre ocupó varios oficios.

“Nos criamos en un ambiente donde nuestra madre se ocupaba; los tres primeros, o sea mi hermano Orlando, yo y Pedro Arnulfo, nos criamos en una meseta que se llama la meseta del Espigón en el municipio de Boavita Boyacá” dijo.

Por su parte, el general Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, afirmó a su paso, que su infancia en Boyacá es uno de los recuerdos más hermosos de su vida:

“La infancia para nosotros fue supremamente maravillosa, habían limitaciones, por supuesto, pero había sobre todo, amor, había felicidad, había compañerismo, nos ayudábamos entre los hermanos, había camaradería, obviamente también habían diferencias propias de niños, pero siempre apuntábamos a mantener esa unión; recuerdo esa infancia como uno de los periodos más hermosos de mi vida, en el cual recibí ese amor incondicional de nuestra madre, esa paciencia, esa prudencia y de mi padre ese empeño por lograr lo que se propone, también recuerdo que desde pequeños ayudábamos en la tienda, en los trabajos que había que hacer”

Las anécdotas

Dice Juan Carlos (hermano del general) que como niños pasaban el tiempo entre diferentes actividades, algunas que requerían mucha responsabilidad y otras más acercadas al juego; sin embargo, una de las más recurrentes tenía que ver paradójicamente con los aviones.

“Solíamos subir a unos 100 metros arriba de la escuela, una piedra bastante alta y hacíamos aviones de papel, los votamos desde esa piedra y nos quedábamos hasta que se perdieran de vista, ahí fue donde empezó esa fijación por la aviación y eso, muy seguramente, creo que influyó bastante en la decisión que tomó Pedrito cuando se graduó de bachillerato” explica.

El general Sánchez decidió presentarse a la Fuerza Aérea colombiana al salir como bachiller en Boavita; recuerda, dice, el lema que acompañaba el Instituto Técnico Industrial Mariscal Sucre nacionalizado:

“Cuando estaba en el último año, mi hermano Orlando estaba en la Escuela de Suboficial de la Fuerza Aérea y le pregunté que qué tal era eso, me dijo que era algo muy bueno, yo la verdad no tenía mucho conocimiento de las Fuerzas Militares, tampoco era que hubiera mucho interés por ello, tenía 16 años y lo único que recordaba era la frase allá en el Colegio Instituto Técnico Industrial Mariscal Sucre nacionalizado y siempre escuchaba “Ser más para servir mejor”; llegó un Coronel de la Fuerza Aérea, familiar de mi mamá, el Coronel Jorge Suárez y me preguntó que si me gustaría entrar a la Fuerza Aérea, entonces le dije que sí y la primera vez que vine a Bogotá fue cuando me presenté”.

Según el alto oficial, por lo menos 2.000 aspirantes se presentaron en esa convocatoria de ingreso:

“Continúe la carrera para presentarme, recuerdo muy bien que preparándome para el examen, era con unas “memo - fichas”, unos cartones pequeñitos y mi inglés no era muy bueno, prácticamente era nulo, me presentaba con muchachos que tenían unas capacidades y unos conocimientos invaluables. Ingresamos 2.000, seleccionaron 156, nos graduamos alrededor de 74, pero al grado de Brigadier General llegamos tres”.

En el grado de Brigadier general lo asignaron como Segundo comandante y jefe de Estado Mayor del Comando Conjunto de Operaciones Especiales durante por lo menos dos años, con la entrada del nuevo gobierno, el alto mando decidió nombrarlo como comandante del Comando Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, no solamente por la experiencia que había adquirido como Segundo comandante, sino también, porque durante su carrera, cuenta con más de 6.800 horas de vuelo, 17 años volando helicóptero en operaciones de orden público relacionadas con operaciones especiales y cuatro años más de avión.

La misión de rescate en la selva del Guaviare

“Me acostaba con la convicción de encontrarlos, cada mañana me despertaba con la esperanza y la fe de encontrarlos y así transcurrían los días, eran momentos en algún caso de incertidumbre, de impotencia, porque las huellas que encontrábamos nos mostraron un patrón lógico, pero a la vez ilógico porque decíamos, ¿por qué se están moviendo nuestros menores?”

Afirma que para esta operación fueron designados los mejores hombres de las Fuerzas Militares:

“Para esta operación, empleamos lo mejor que tienen las Fuerzas Militares, comandos altamente entrenados y equipados, algunos de ellos de la División de Fuerzas Especiales de nuestra Red Internacional, otros de las Fuerzas Especiales de nuestra Fuerza Aérea y el último que es más conjunto, que es la agrupación de Fuerzas Especiales Antiterroristas Urbanos, lo mejor que tiene el país; podría ser un honor, pero es un voto de confianza que le depositan en uno para cumplir esta misión”

Sigue:

“Los hombres en el terreno, hacían lo que la estrategia indicaba de acuerdo a los análisis que hacíamos con los tanques de planeamiento de operaciones especiales, y la base de operaciones que quedaba en San José para contrastar si lo que planeábamos aquí en Bogotá era algo similar a lo de San José y enriquecer profundamente esa estrategia, digámoslo así, colectiva, para actuar allá, pero eran momentos de impotencia (…) no podía descansar y por eso la convicción era que los teníamos que encontrar, que deberíamos dar una respuesta de ¿cómo hicimos para encontrarlos? y no ¿por qué no los encontramos?”

Reconoce que derramó algunas lágrimas de alegría cuando escuchó la clave que confirmaba el milagro:

“Hubo unas pequeñas gotas de alegría cuando el brigadier general un gran general estratega, se me acercó y me dio la clave de la operación que era – milagro, milagro, milagro –. Nosotros manejamos ciertos códigos para que no se sepa de qué estamos hablando y significaba que los habían encontrado, inmediatamente pregunté ¿cómo están?, me dijeron están vivos, lo abracé profundamente y le di gracias”

Ese mismo día, en Boavita, su familia también celebro a la distancia el milagro

Así relató Juan Carlos (hermano del general), ese momento: “Yo estaba hablando con mi esposa María Lucero y mi hija Laura Sofía, y me dijo ella – encontraron a los niños – y dije, Dios santo, en hora buena ya puede mi hermano tener algo de respiro porque últimamente lo vi muy preocupado, ya con algo de desesperanza, pero yo le dije cuando tuvimos la oportunidad de hablar, que ellos habían puesto todo su empeño, toda su fuerza, todas las herramientas tecnológicas que disponían y toda la logística para encontrarlos y lo que quedaba pues era esperar y tener fe (..) con esa fe que yo también tenía porque nos la transmitíamos; desde pequeños empezamos a creer que sólo el que persevera puede alcanzar algo, persistir y nunca abandonar las metas. Le dije a mi señora que me dejara ver en la noticia y me dio gran satisfacción por mi hermano, esa operación exitosa alegró mucho a los colombianos y a todos aquellos que desde varias partes del mundo estaban siguiendo la noticia”

La operación continúa en su Fase dos:

“Mantenemos la fe intacta, iniciamos la Fase 2 de la Operación de Esperanza que es encontrar y rescatar a nuestro comando, nuestro canino Wilson, él trabajo con nosotros, se perdió el 18 de mayo y tuvo dos contactos con la tropa y fue el primer comando que tuvo contacto con los niños; distribuimos los equipos aplicando una nueva táctica en la cual colocamos comida en algunos sitios y esperamos que llegue ahí para rescatarlo, también empleamos prendas del guía canino. Mantenemos la fe intacta, la operación debe continuar porque nunca abandonamos un comando, jamás lo hacemos y vamos por Wilson” finalizó diciendo el general.