Minimalismo: la felicidad no está en los objetos
El minimalismo permite a las personas comprender que lo material es solo un complemento que facilita la existencia, pero no es lo esencial de la vida.
Colombia
En nuestra sociedad es común pensar que para ser exitosos deben tener una casa cómoda, un carro último modelo, una muy completa biblioteca y trabajar para una gran empresa. Ese era el caso de Diego Roa, quien desde muy temprana edad quiso perseguir este sueño. Este ingeniero de sistemas compartió su historia con la Revista Comfama y fue publicada en el mes de diciembre del 2022.
Al terminar sus prácticas profesionales como ingeniero de sistemas le ofrecieron trabajo en una gran empresa, donde debía liderar un proyecto que anteriormente había fracasado. Al aceptar, la empresa le entregó dos tiquetes para trasladarse a Bogotá y viajar por diferentes ciudades del país.
Gracias a su esfuerzo y compromiso, el proyecto que lideró fue un completo éxito, pero, durante este periodo solo pasaba por su casa a dejar la ropa sucia y salir nuevamente de viaje. No compartía con sus padres o hermanos, y mucho menos tenía tiempo para una relación, tampoco contaba con tiempo para continuar sus estudios. A pesar de tener todo lo que había deseado, se sentía frustrado e insatisfecho con lo que implicaba haber logrado lo que tenía en su vida.
Diego valoraba todo lo que había conseguido en pocos meses y que otras personas les tardaba años lograrlo, pese a esto, no se sentía feliz. El joven sentía que la vida se le escapaba de las manos, ya que no compartía y no sabía nada de las personas que amaba.
Le contó a un amigo sus sentimientos y la decisión de cambiar de empleo, puesto que quería compartir con su familia, tener tiempo para estudiar y recuperar la relación con quien es hoy su esposa.
Al llegar a su nuevo empleo, Roa comenzó a ascender poco a poco, escalando en la empresa, hasta el momento de tener 200 personas a su cargo. Gracias a este trabajo logró comprarse su primer carro cero kilómetros, que sacó del concesionario junto a su padre.
Pasaron dos años y mientras su carro continuaba con ese “olor a nuevo”, se percató que sus compañeros cambiaban de carro cada año, sus relojes cada seis meses, e igual sus celulares, cada vez por uno más costoso. Ellos trabajaban para poder gastar el dinero lo más pronto posible.
Al ver el estilo de vida de sus compañeros decidió que no quería caer en ese círculo, lo que coincidió con la lectura de diferentes textos sobre minimalismo, como Vivir mejor con menos, Goodbye, Things: On Minimalist Living y La magia del orden.
Un estilo de vida minimalista no es la carencia de cosas, sino poseer la cantidad necesaria. Las corbatas, los libros, y los carros no eran símbolo de felicidad, ni de una vida perfecta. Tras ver el documental Happy en Netflix, sintió que lo ayudó a salir del “piloto automático” en el que vivía. Por lo que renunció a su trabajo y decidió tomarse un año sabático.
Para no quedar corto de dinero decidió vender su auto, a pesar de estar convencido de su decisión en diferentes momentos estuvo a punto de arrepentirse.
Renunciar a los objetos materiales le brindó una nueva mirada sobre la vida, frente a lo que realmente importa. Sin caer en la tacañería, estableció entre sus prioridades la felicidad, pero la felicidad verdadera, no la satisfacción inmediata y efímera por objetos.
Una historia hecha por Caracol Radio y la Revista Comfama, si quieres conocer más clic aquí.