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¿Qué tanto ha cambiado la frontera con Venezuela desde la reapertura?

El Puente Internacional Simón Bolívar sigue siendo principalmente un paso peatonal, pese a que desde el 28 de septiembre se habilitó el tránsito para el transporte de carga

El Puente Internacional Simón Bolívar, que comunica a Colombia con Venezuela, sigue siendo principalmente un paso peatonal, pese a que desde el 28 de septiembre está habilitado el paso de camiones de carga. (Colprensa - Álvaro Tavera)

Aunque apenas se va a cumplir un mes desde que el gobierno del presidente Gustavo Petro reabrió oficialmente la frontera para el intercambio comercial, las personas que frecuentan el lugar tienen gran expectativa por ver pronto esa relación comercial entre los dos países.

“Eso que dijo el presidente, de que ya abrió la frontera, no es verdad. Eso fue puro protocolo”, comentó un taxista en la frontera, un colombiano que trabaja transportando personas desde el Puente Internacional Simón Bolívar hasta la ciudad de Cúcuta, en unos 20 minutos de trayecto.

Después de tres semanas de aquel acto protocolario, en el que un camión cargado de mercancía pasó después de siete años, por este puente transita en promedio un camión por día.

Según datos oficiales de la DIAN, con corte al 13 de octubre, por el Puente Internacional Simón Bolívar han cruzado 28 camiones de carga y por el Puente internacional Francisco de Paula Santander, han transitado en total seis vehículos con carga.

Por eso, hoy muchos ciudadanos que permanecen en la zona aseguran que un día después que se fueron las cámaras de televisión y la comitiva presidencial, la realidad de la frontera cambió.

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Actualmente, el puente internacional funciona como única vía peatonal que une a San Antonio del Táchira, Venezuela y Cúcuta, quienes tienen una histórica relación comercial y social debido a su cercanía.

De acuerdo Migración Colombia, actualmente cada día más 50.000 personas entran y salen por el Puente Simón Bolívar, en donde las autoridades delimitaron con vayas dos carriles para el paso peatonal, a cada lado de la vía.

Allí, miles de personas cruzan caminando la estructura de 300 metros de largo, con ellos, llevan bolsas, cajas y bultos de alimentos u otros productos.

Del lado colombiano, el puente está conectado con un caserío bautizado como La Parada, habitado principalmente por migrantes dedicados al comercio formal e informal, los últimos rebuscan trabajo vendiendo ropa y víveres en general en pequeños toldos o llevando maletas a las personas que llegan a cruzar la frontera.

En este lugar el comercio informal desborda los andenes y ni el sol de mediodía, que marca una temperatura de 30 grados, calma el movimiento comercial ni la corriente de personas que entran y salen de Venezuela.

Según Migración Colombia, en todos los pasos de control migratorio de Norte de Santander, el número de personas entrando y saliendo es de cerca de 84.000 personas por día, de los cuales el 50% son ciudadanos venezolanos y el restante, ciudadanos colombianos.