¿Se ha preguntado por las cosas que hace sin ninguna razón?

Nuestro tema de hoy es el sinsentido. Lo es, porque es muy común, lastimosamente, encontrarnos con cosas que aparentemente se hacen sin ninguna razón. Son muchas las veces en las que nos preguntamos qué carajo le pasa a la gente, y nos quedamos sin respuestas.

Pero no todo lo que aparenta ser un sinsentido lo es, como por decir si usted quiere que su hijo estudie economía o ingeniería y él decide estudiar artes. Más bien, un sinsentido es un gran movimiento de energía, o una gran violencia, que se lleva a cabo por un fin o beneficio que a todas luces es menor al costo que este esfuerzo representa.

Ejemplos abundan en la historia del mundo: desde el rey que decide gastarse toda la plata del reino en una estatua de su persona, sin importarle que la gente muera de hambre, o los miles y miles de personas que dejaron los azadones para irse a pelear en Medio Oriente, en las cruzadas de la Edad Media, hasta los que hoy salen de los barrios vulnerables en las ciudades europeas, para integrar el Estado Islámico.

Pero no nos vayamos tan lejos: basta con enunciar dos casos cotidianos en Colombia, como las barras bravas y los colados en Transmilenio. Que haya quien sienta que su vida puede girar en torno a un equipo de fútbol y sea capaz de matar y morir por una camiseta, o que existan personas dispuestas a poner en riesgo su vida para colarse en Transmilenio, dejando arruinada la infraestructura de nuestro país a su paso, para mí son la prueba de mi teoría: cuando la gente siente que su vida no tiene sentido, hace cosas sin sentido. Y así estamos.

Todo esto pinta muy mal, pero no es momento de condenarlos a la hoguera, ni de sumirnos en el pesimismo. Tal vez valga la pena encontrar un sentido para la vida, o al menos ocupar nuestra cabeza y canalizar nuestra energía…