Un año sin resolverse el feminicidio de Gina Paola Rivera, en Soledad: ¿dónde está su asesino?
El cuerpo de la joven fue hallado en un lote en Soledad tras una llamada anónima. Su expareja, el principal sospechoso, continúa prófugo.
Lote en el que se encontraba el cuerpo de la mujer.
El 18 de julio de 2024 marcó un antes y un después en la vida de la familia Rivera. Ese día, a través de una llamada anónima les revelaron que Gina Paola Rivera, quien llevaba días desaparecida, estaba muerta y enterrada en un lote del barrio Ciudad Paraíso, en Soledad, Atlántico.
Hasta ese lugar llegaron sus familiares, quienes con angustia confirmaron lo peor: los restos de Gina estaban allí. Desde entonces, la búsqueda de justicia se ha convertido en un calvario. El principal sospechoso del feminicidio es su expareja, Deiser Toloza Epalza, quien logró escapar de las autoridades y, hasta hoy, continúa libre.
“No nos dicen nada de nada”
Un año después del crimen, la familia denuncia que no hay avances en la investigación. Irene Rivera, hermana de Gina, asegura que las autoridades no les han dado respuestas concretas, y temen que el caso quede en el olvido.
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“Queremos justicia, porque ya pasó un año desde que mi hermana desapareció, desde que la encontramos, y la verdad es que no tenemos resultados por parte de las autoridades. No nos dan respuesta sobre el asesino de mi hermana. Nosotros vamos, preguntamos, pero no nos dicen nada de nada”, dijo Irene.
Llamadas anónimas
Como si el dolor no fuera suficiente, la familia ha seguido recibiendo llamadas desde el mismo número desconocido que un año atrás les indicó el lugar donde estaba enterrado el cuerpo de Gina. Aunque contestan, nadie habla del otro lado de la línea. Esto ha incrementado el temor en la familia, que no descarta que se trate del asesino o algún cómplice.
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“Recibimos una llamada del mismo número que nos contactó antes, diciéndonos que fuéramos a buscar a mi hermana donde estaba enterrada. Hasta el sol de hoy, todavía recibimos llamadas desde ese número, pero en realidad no nos responden. Contestamos, pero no escuchamos nada; no sabemos si es él o un cómplice. La verdad, no entendemos qué está pasando”, relató Irene.
La madre de Gina ha sido una de las más afectadas emocionalmente. Las fechas especiales, como los cumpleaños o los domingos —días en los que Gina solía visitarlos— se han convertido en momentos tristeza.
“A veces estamos tranquilos, pero hay momentos duros, como cuando llega su cumpleaños o un domingo, porque ella nunca fallaba un domingo para venir a visitarnos”, añadió su hermana.
Impunidad y dolor
Mientras el feminicidio de Gina Paola Rivera permanece impune, su familia insiste en que no dejarán de exigir justicia. A un año del crimen, esperan que el responsable responda ante la ley y que el caso no quede en la impunidad.