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Falta de oportunidades lo obligó a realizar malabares en semáforos de Cúcuta

Joven cuenta su experiencia en la calle

Joven malabarista se gana la vida en los semáforos de Cúcuta

Cúcuta

Jhon Moreno es un joven de 29 años que cumple varios años dedicándose a realizar malabares en los semáforos de la ciudad. Él cuenta que no ha encontrado oportunidades laborales, por lo que se ha visto obligado a recurrir a la informalidad.

Dijo a Caracol Radio que esta es una forma digna de vivir. Señala que vive días muy fuertes como consecuencia de las inclementes temperaturas que registra la ciudad, y que sus opciones son limitadas.

Cada día se ubica en el semáforo de la avenida Gran Colombia, en la intercepción que conecta con la Diagonal Santander, allí inicia su jornada muy temprano de la mañana y no tiene horario de salida.

Comentó que “yo trabajo haciendo malabares por la situación que está pasando nuestra ciudad de Cúcuta, la falta de empleo y oportunidades y pues estoy desde la edad de los 15 años y tengo 29 ejerciendo esta profesión que humildemente me permite ganarme la moneda”.

El utiliza tres antorchas que durante el día las adorna con bolsas plásticas de colores, pero en las noches les enciende fuego para que sea más atractiva y que los conductores puedan interesarse más en retribuirles económicos a estos artistas callejeros su espectáculo.

Resaltó que “llego a las nueve o diez de la mañana, que veo que trascurre más carros, a veces me gano $150.000 o $20.000 pesos, y prácticamente la mitad uno gasta en comida, o tomar agua fría”.

Insistió que hay días muy complejos en materia económica en donde regresa con poco en sus bolsillos, pero la necesidad lo obliga estar allí.

Dijo además que “a veces estar expuesto al sol es duro, en la noche trabajo y prendo candela. En el día me quemo con el sol, y en la noche a veces se me resbalan las antorchas y me caen en la cara, pero son las únicas opciones que hay”.

Su mensaje es que “las personas nos tengan un poco de paciencia, que entiendan que estamos aquí por necesidad y no porque queremos. Que nunca somos groseros al pedir monedas, solo queremos que nos vean como personas rebuscándose el dinero para poder tener un plato de comida”.