¿En qué países se han confirmado casos de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo desde 2022?
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) es una enfermedad vírica transmitida por garrapatas
El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) ha informado que España y Bulgaria han sido los únicos países de Europa que han confirmado casos de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) desde 2022, incluido un caso mortal de este mismo año.
En concreto, España y Bulgaria confirmaron cada uno dos casos de FHCC, con un fallecimiento en cada país. Así lo ha comunicado el ECDC a través de un informe que se basa en los datos correspondientes a 2022 extraídos de ‘The European Surveillance System (TESSy)’, un sistema de recogida, análisis y difusión de datos sobre enfermedades transmisibles.
Asimismo, el ECDC ha señalado que mientras que en 2023 no se registró ningún caso, en 2024 España ha confirmado un caso mortal de FHCC.
FIEBRE HEMORRÁGICA DE CRIMEA-CONGO
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) es una enfermedad vírica transmitida por garrapatas que se caracteriza por la aparición súbita de síntomas gripales (fiebre, cefalea, mialgia y malestar general), fotofobia, dolor abdominal, diarrea y vómitos.
En los casos más graves, pueden aparecer síntomas hemorrágicos como hematomas, hemorragias nasales y hemorragias incontroladas en los puntos de inyección. En los pacientes hospitalizados, la FHCC puede ser mortal en un 30 por ciento de los casos.
Las infecciones por el virus de la FHCC en animales salvajes y domésticos suelen ser asintomáticas y difíciles de detectar. El virus se transmite principalmente por picaduras de garrapatas, en particular del género ‘Hyalomma’. También puede producirse una transmisión directa a través de fluidos corporales, de animal a humano o de humano a humano.
Asimismo, las infecciones hospitalarias pueden deberse al contacto directo con sangre o tejidos de pacientes virémicos o dispositivos médicos mal esterilizados. Se han encontrado pruebas de circulación del virus en África, Asia y el sur de Europa.
El virus que causa la FHCC lo transmite principalmente la garrapata ‘Hyalomma marginatum’, ampliamente distribuida en el sur y el este de Europa, así como la ‘H. lusitanicum’, que se encuentra en partes del sur de Europa.
Según el ECDC, el cambio climático podría hacer que estas especies de garrapatas y la enfermedad se extendieran aún más por el continente. Según el informe de 2023 sobre la distribución espacial de la FHCC en Europa, las zonas de idoneidad ecológica para la FHCC se extienden más al norte de lo que se había sugerido anteriormente.
EL VIRUS EN ESPAÑA
Durante los últimos años se han notificado casos esporádicos y brotes de FHCC en varias regiones de Asia y África. En Europa hasta ahora se han limitado a la región de los Balcanes, España, Rusia y Turquía.
La FHCC se diagnosticó por primera vez en Bulgaria a mediados de la década de 1950 y se hizo endémica en algunas regiones del país. En Grecia, el primer y hasta ahora único caso autóctono se notificó en 2008.
España notificó sus primeros casos autóctonos de FHCC en 2016 en la provincia de Ávila. Un estudio retrospectivo, realizado en 2020 y publicado en 2021, mostró que se había producido otro caso en la misma provincia en 2013. Entre 2013 y 2022, se notificaron 12 casos de FHCC en España.
El principal vector transmisor del virus, la garrapata ‘Hyalomma marginatum’, está ampliamente distribuido en el sur y Europa meridional y oriental. En España, el virus de la FHCC se detectó en garrapatas ‘H. lusitanicum’ antes de la identificación del primer caso humano.
En este punto, el ECDC hace hincapié en que ‘H. lusitanicum’ está ampliamente distribuida en España, una especie de garrapata que “puede desempeñar un papel importante en circulación del virus en este país”.
El ECDC indica que entre los grupos de riesgo en zonas endémicas se encuentran las personas que realizan actividades al aire libre, los agricultores, los criadores de animales, los veterinarios, personas dedicadas al sacrificio informal, cazadores y trabajadores sanitarios.
Asimismo, recomienda a las personas de los grupos de riesgo que se apliquen medidas de protección personal para evitar las picaduras de garrapatas, como llevar ropa protectora.