Entre montañas y ríos nace la magia del Oriente de Antioquia
En el Oriente hay paisajes imprescindibles como el Salto del Buey, el Tequendamita y la cascada Matazano; curiosidades como la paleta de mazamorra y el helado de arepa de mote.
Oriente Antioqueño
El Oriente es el territorio antioqueño más cercano que le ofrece a los citadinos la experiencia de escaparse del ruido para escuchar la naturaleza.
En esta tierra de repente te encuentras con una cordillera de montañas de tonalidades variopintas de verde, con yarumos grises que te avisan que estás llegando al alto y sembrados de papá y tomate de árbol cultivados por gente de sonrisa inmediata.
Entre los paraísos están el Salto del Buey en La Ceja para sentir las gotas de agua en el cuerpo, las cascadas Tequendamita en el Retiro y Matazano en Concepción para darse un baño en sus aguas diáfanas de corrientes suaves.
En medio de las montañas está la gente y sus creaciones. En El Retiro la madera y en Carmen la cerámica sustentan los días de los habitantes. Son arte sobre lienzo y madera. En Concepción y Marinilla se refugia la historia en los museos y en las calles coloniales.
La comida, ah, eso es lo más mágico. En El Retiro no puedes prescindir de comer un helado de arepa de mote y en Marinilla una paleta de mazamorra. En Concepción una hamburgesa al estilo de la abuela o un café con amaretto en la plaza central.
Todo deslumbra, sí, pero el brillo más bonito que vas a encontrar en el Oriente es la gente, la gente linda y amable. Sobran razones para mirar hacia el Oriente, hacer las maletas bien ligeras para llenarlas de amor, magia y paisajes.