Ciencia y medio ambiente

Sin Norte

El primer hombre en la luna iba a ser negro

El asesinato de John F. Kennedy y el racismo en Estados Unidos evitaron que pasara.

 En plena lucha por los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos, cuando no podían ni votar, ni reservar hoteles, ni entrar al mismo baño, ni comer en los mismos restaurantes que los blancos, un hombre negro iba a ser el primero en llegar a la luna. Edward Dwight iba a ser el primer astronauta negro en viajar al espacio y pisar la luna pero el racismo y el asesinato del presidente John F. Kennedy, quien lo apadrinó durante su carrera espacial, cambiaron la trayectoria de su carrera.

Empezó limpiando aviones cuando tenía 6 años en un aeropuerto local de Kansas, su ciudad natal. Le pagaban 5 o 10 centavos, pero cuando cumplió 11 ya quería volar, “quería saber donde diablos habían estado los aviones cuando aterrizaban”, contó Dwight al New York Times. Un sueño personal que nunca manifestó en ese entonces porque ser piloto no era para negros. Pero todo cambio cuando un día vio en primera página de un diario local la imagen de Jesse Leroy Brown, un piloto afroamericano asesinado en la Guerra de Corea.

Una mala noticia que para él fue una revelación porque se dio cuenta que si podía volar aviones siendo negro. “Al día siguiente aplique para hacer el entrenamiento de pilotos”, dijo Dwight al medio neoyorquino que revivió su historia de cara a los 50 años de la llegada del hombre a la luna.

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Su hermana lo describía como un joven muy apuesto, con mucho carisma y muy dedicado, que de hecho tras inscribirse al curso fue a la biblioteca local a leerse los manuales de vuelo que había disponibles. Cuando llegó la hora de hacer el exámen de certificación como piloto solo se equivocó en dos preguntas y se convirtió en oficial de la Fuerza Aérea estadounidense subiendo rápidamente de rango y graduándose de ingeniero aeronáutico.

Mientras Dwight crecía en la fuerza aérea, la carrera espacial ya había empezado hace años entre Rusia y Estados Unidos, y los rusos tomaron la delantera enviando al primer hombre al espacio. El 12 de Abril de 1961, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin a sus 27 años logró la hazaña. Su viaje al espacio fue reconocido por todo el mundo y sus giras internacionales eran grandes eventos. En plena guerra fría, Rusia se anotaba un golazo al posicionando su sistema socialista con sus avances espaciales. De hecho, los rusos también fueron los primeros en enviar a un asiático y a un latino de origen africano al espacio, el cubano, Arnoldo Tamayo Méndez.

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Washington entonces no se podía quedar atrás y el presidente Kennedy anunció que la nueva misión de la Nasa era ser los primeros en llegar a la luna. Para hacer la misión más interesante, Edward R. Murrow, entonces director de la Agencia de Información de Estados Unidos le propuso al expresidente Kennedy que el primer hombre en la luna fuera negro.

La idea le gustó, pero los estándares de selección para convertirse en astronauta eran bastante difíciles de cumplir y el que quisiera entrar al programa de entrenamiento espacial de la Nasa tenía que tener mínimo 1,500 horas de vuelo, ser menor de 30 años y tener un título de ingeniería. Requisitos casi imposibles de cumplir que llevaron a la Nasa a comunicarle al presidente que había muy pocos candidatos con esas características en el país y que mucho menos un afroamericano.

Sin embargo, después de revisar y para sorpresa de muchos, encontraron al capitán afroamericano Ed Dwight que no solo cumplía los requisitos sino que se perfilaba como un posible general en la fuerza aérea.

Pero dos hechos le negaron la posibilidad de convertirse en el primer afroamericano en viajar al espacio y llegar a la luna.

Primero, el racismo latente en Estados Unidos. El gobierno consideraba que era demasiado arriesgado seleccionarlo a él para ser el primer hombre en viajar a la luna porque si la misión fracasaba y Dwight moría lloverían las críticas por escoger a un negro como chivo expiatorio entre una larga lista de aspirantes blancos que hacían parte del programa espacial. El objetivo de darle un lugar en la historia a la comunidad afroamericana podía tener el efecto contrario y verse como una clara muestra de racismo ante los ojos del mundo.

Segundo, el asesinato de John F, Kennedy en Dallas Texas en noviembre de 1963. Hecho que cambió su carreta y como lo describió Dwight “fue como si el brazo de apoyo que había tenido durante ya no estuviera ahí”. Precisamente, después de la muerte de Kennedy no lo graduaron del programa de astronautas a pesar de tener todas las condiciones. Además, lo terminaron trasladando a otra base aérea en el estado de Ohio para que hiciera pruebas con aviones de transporte. Traslado que terminó con su renuncia en 1966 después de haber volado en la fuerza aérea por más de 13 años.

Su historia quedó en los archivos de los periódicos de la época hasta que el New York Times la rescató y lo volvió a contactar. Hoy, Ed Dwight es un famoso escultor en Estados Unidos y sus piezas están en más de 120 plazas principales de ciudades estadounidenses vendiéndose por cientos de miles de dólares.

Con 86 años, su próximo trabajo será un monumento en Fort Monroe, Virginia. Lugar donde en 1619 desembarcaron los primeros 20 esclavos que llegaron a Estados Unidos. Esclavos que venían de Angola y fueron cambiados por comida a mercaderes de la época. Hecho que según Dwight representa el principio de la historia afroamericana en Estados Unidos y dio paso al tráfico transatlántico de 12,5 millones de esclavos traídos a la fuerza desde África.

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