Según <strong>Enrique Zerda</strong>,<strong> etólogo de la Universidad Nacional</strong>, entre<a href="https://caracol.com.co/emisora/2018/02/16/cartagena/1518810304_328813.html" target="_blank"> el <strong>mono capuchino y la perra</strong></a> existe un <strong>vínculo llamado impronta</strong>, que una vez se produce en el <strong>cerebro animal es irreversible</strong>.“Ellos forman en su <strong>cerebro</strong> el reconocimiento de quién es su mamá, el reconocimiento de su especie, esto es un mecanismo de <strong>aprendizaje regulado genéticamente</strong> que <strong>no se puede revertir</strong> una vez creado”, afirmó <strong>Zerda</strong>.Separar a estos dos animales podría causar <strong>problemas de comportamiento principalmente en el mono capuchino</strong>, tal como el que ocurre en los humanos que sufren algún tipo de abandono.“Este tipo de problemas son similares a los que ocurren en los seres humanos, al fin y al cabo los primates y los humanos tenemos el mismo mecanismo cerebral, entonces pasaría exactamente igual que cuando un niño humano es separado de su mamá y aislado. Yo creo que <strong>el animal no sobreviviría</strong>”, dijo el experto.Otro de los riesgos es que, <strong>el mono</strong> al <strong>no poder defenderse en la selva, sea rechazado por los de su especie</strong>.<strong>Zerda</strong> afirmó que la adopción entre diferentes especies no se da en la naturaleza, sino que es producto de condiciones específicas, que en este caso estarían relacionadas con un posible caso de intento de tráfico de especies.Este <strong>mono Capuchino</strong>, conocido también como <strong>Cariblanca</strong>, tiene un valor <strong>ecológico de 4.500.000 pesos</strong>.