Cúcuta está asfixiada por el creciente ingreso de venezolanos

Cúcuta

El paso diario de más de ochenta mil personas desesperadas, con hambre, algunas sin rumbo tiene congestionada la vida de la ciudad por la población flotante que no cabe y que se tomó los espacios públicos para poder sobrevivir generando improvisados “hoteles” en lugares que se convirtieron en zonas inseguras, insalubres y que están generando problemas de intolerancia entre cucuteños y venezolanos.

La radiografía la hace el defensor del Pueblo, Jorge Villamizar, quien advierte que en estas condiciones ya hay más de dos mil personas que deambulan durante todo el día y en la noche arman alojamientos en algunos sectores… Además, el río Pamplonita se convirtió en el lugar para su aseo general.

“Bueno tenemos en cuatro sectores de la ciudad un grueso número de venezolanos sin hacer nada, con situaciones difíciles y se hace urgente caracterizarlos. Es hora de reaccionar, no más reuniones, se necesitan acciones urgentes. La Defensoría ha venido acompañándolos, asistiéndoles pero el problema va en aumento”.

Las autoridades admiten que el Puente Internacional Simón Bolívar, por donde se produce el mayor flujo migratorio, se quedó cortó para atender la alta demanda de personas que llegan buscando como sobrevivir.

Para el comandante de la policía de Cúcuta, coronel Javier Barrera, la situación es casi incontrolable, sumado a los problemas de inseguridad que desde hace seis meses agobian a la frontera por el enfrentamiento de grupos ilegales que se disputan el territorio del contrabando en el área limítrofe y que ha cobrado más de 30 homicidios en los últimos seis meses, sin que se conozca su autoría.

Además de los problemas que trae consigo este flujo migratorio donde fueron capturados 680 venezolanos en el 2017 comprometidos en situaciones delictivas.

“Los delitos que más se presentan, hurto a personas, hurto a vehículos, tráfico de armas de fuego, extorsiones y homicidios” dijo el oficial.

Son tan altas las necesidades de los vecinos que la ciudad y el departamento han entrado a responder por la salud de los extranjeros, facturando servicios al Ministerio de la Protección por 8 mil millones de pesos. Uno de ellos el que más se reclama es la atención de partos y enfermedades de alta complejidad en el hospital Erasmo Meoz que dada la precariedad del sistema de todos los estados venezolanos llegan pacientes según el doctor Jorge Duran uno de los médicos del principal hospital de la región.

“A ellos los mandan les dicen váyanse para Cúcuta acá no hay nada como atenderlos y los mandan en ambulancias, pasan por las trochas y nosotros los brindamos atención. Pero deben mandarlos es San Cristóbal y Mérida y eso no ocurre, todos sabemos que está pasando allá”.

La mayor población venezolana está reflejada en menores, el 58% de la población que llega está allí representada, según la cancillería luego le siguen en su orden mujeres y hombres con un 21%.

Algunos de ellos están vinculados a la oferta educativa de la ciudad y de los municipios fronterizos. En la actualidad se atienden más de 1.500 menores en colegios y escuelas públicas y se les suministra el transporte para que puedan moverse en la línea divisoria.

La secretaria de Educación del departamento Fabiola Cáceres, “en los municipios fronterizos ha crecido la reclamación porque diariamente llegan familias. En Villa del Rosario, Herrán, Ragonvalia, Puerto Santander se les está atendiendo y asignando cupos en los diferentes colegios”.

El gobernador de Norte de Santander asegura que la situación es “crítica y caótica” frente a un problema que se les ha salido de las manos y donde han estado esperando un plan integral de ayuda para la ciudad y el departamento teniendo en cuenta el desplazamiento que se ha iniciado por toda la región y donde mediante actividades informales los venezolanos intentan sobrevivir

“La situación de Venezuela nos duele a todos, ojala puedan encontrar su rumbo por el camino de la democracia y la situación se restablezca. Los hemos atendido en medio de las posibilidades, brindándoles salud, educación pero el fenómeno migratorio sigue creciendo y eso preocupa”.

Durante el último mes del 2017 más de un millón de venezolanos se movieron por esta frontera, la única, su vía de escape y el territorio que empieza a marcarles una brújula para poder tener un nuevo comienzo.

En medio de este panorama, hay dos pueblos hermanos, uno que abre su puerta para recibir a los vecinos y otro donde su democracia lentamente muere.