Ciencia y medio ambiente

Descubren un animal que se creía extinto desde 1936: no tiene ojos y es iridiscente

Un asombroso hallazgo se ha podido materializar gracias a una intensa búsqueda llevada a cabo por varios científicos de la Universidad de Stellenbosch y del Endangered Wildlife Trust (EWT).

Topo dorado de Wilton / Cortesía: JP Le Roux - YT / IFLScience

Topo dorado de Wilton / Cortesía: JP Le Roux - YT / IFLScience

El topo dorado de Wilton, un extraño animal que desde 1936 se creía que estaba completamente extinguido, pero que un grupo de científicos de la Universidad de Stellenbosch, en Sudáfrica y del Endangered Wildlife Trust se han encargado de desmentir esta información a través de una compleja investigación.

No es la primera vez que la acción del ser humano y los problemas ambientales como el efecto invernadero o la contaminación traen el deterioro de todo tipo de ecosistema, así como también la desaparición de especies vegetales y animales.

Este topo se creía extinto desde 1936

Durante 87 años, el topo dorado de Wilton ha llevado a cabo una existencia prácticamente invisible para la humanidad, llegando hasta el punto de que se le consideraba un animal extinto.

Sin embargo, recientemente, salió de las sombras y fue redescubierto enterrándose en las dunas cercanas a la ciudad costera de Port Nolloth, en el noroeste de Sudáfrica.

Un asombroso hallazgo se materializó gracias a una intensa y compleja búsqueda llevada a cabo por varios científicos de la Universidad de Stellenbosch y del Endangered Wildlife Trust (EWT).

Características del topo dorado de Winton

Ahora bien, es importante saber que los topos dorados de Winton, podrían compararse en tamaño al de un hámster doméstico (oscilando entre 70 y 85 mm de longitud). Sin embargo, los primeros carecen de ojos y su pelaje exhibe una iridiscencia, un fenómeno óptico que provoca variaciones en el tono de la luz reflejada según el ángulo de observación.

Por otro lado, estos mamíferos se alimentan de termitas, hormigas y otros diminutos insectos durante la noche, y su hábitat principal se encuentra en las dunas de la costa sudafricana. El avistamiento reciente de un topo dorado de Winton tuvo lugar en la playa de Port Nolloth, en la costa occidental de ese país.

Ahora bien, localizar uno de estos no es tarea fácil debido a su agudo sentido del oído, el cual les permite detectar movimientos y esconderse para evitar ser vistos. Por eso, los científicos tuvieron que recurrir a técnicas especiales para detectar a estos topos.

ADN ambiental, pieza clave para su localización

En 2017, se lanzó un proyecto destinado a la búsqueda de especies consideradas ‘perdidas’, es decir, aquellas que consideran extintas pero carecen de evidencia científica que respalde su completa desaparición.

Este peculiar animal no había sido avistado desde 1936, y las expectativas de dar con él eran mínimas. No solo se enfrentaba a la escasez de ejemplares y a la habilidad de estos supervivientes para detectar las perturbaciones en su entorno, sino también a su hábitat complejo para los investigadores.

Por eso, los científicos a cargo de la exploración recurrieron al análisis de ADN ambiental, rastreando moléculas genéticas que los animales dejan al interactuar con su entorno. En este caso, buscaron indicios como pelos, fluidos corporales y células cutáneas del topo dorado de Winton. La tarea requería explorar a diario una extensa área de 18 kilómetros de dunas en la costa noroeste de Sudáfrica.

Finalmente, en la revista Biodiversity and Conservation, se lograron hallar restos de eDNA de esta especie en varias dunas. Este enfoque, que se revela prometedor, abre la puerta a nuevas oportunidades para descubrir otras especies que se creían perdidas.

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