¿Por qué cuando me da el sereno me emborracho más rápido?
Hay personas que tienen la sensación de que, cuando están bebiendo y salen a la calle, el frío de la noche les pasa factura, ¿es cierto?
Bebidas alcohólicas(Gettyimages)
El sereno o rocío, es el fenómeno físico y meteorológico en donde la humedad del aire se condensa en forma de gotas debido a la disminución brusca de temperatura o el contacto con superficies frías. El fenómeno es más frecuente cuando las noches son despejadas y frías.
Una creencia popular es que el sereno enferma a muchas personas, pero lo cierto es que puede haber condiciones genéticas y familiares que faciliten que las personas se enfermen cuando se exponen al frío o a la humedad y que empeoren sus enfermedades de base o se les despierte alguna.
También hay personas que son alérgicas al frío y responden a los cambios de temperatura con manifestaciones respiratorias (congestión nasal, tos, expectoración, broncoespasmo).
Así mismo, cuando se piensa en el frío y alcohol, rápidamente suele asociarse como malos compañeros y hay quienes tienen la sensación de que cuando están bebiendo y se exponen al sereno, pueden embriagarse más rápido.
Aunque suene a tópico y lejos de la creencia de que las bebidas alcohólicas nos hacen entrar en calor, el frío si influye en la intoxicación etílica.
El doctor Fabrizio Crudo explica a través de su TikTok, en donde aparece con el usuario “@dr.fit.pe” que entre más toma una persona, más alcohol en sangre tiene. Entonces, cuando se expone al frío “nuestro cuerpo es experto en controlar la temperatura… ante los cambios bruscos, bombea sangre con mayor velocidad para calentar el cuerpo. Entonces, si la sangre está llena de alcohol, el cerebro está más expuesto a los síntomas de la intoxicación etílica”.
Así entonces, una persona podría sentirse más ebria cuando se expone al sereno, porque el frío puede acelerar el metabolismo del cuerpo, lo que podría hacer que el alcohol se procese más rápidamente. Esto puede llevar a una absorción más rápida del alcohol en su sistema y una sensación de embriaguez más intensa.
Otra de las razones podría ser la un proceso conocido como vasodilatación. La exposición al frío puede causar una dilatación de los vasos sanguíneos periféricos, lo que lleva a una mayor circulación de sangre en la piel. Esto puede hacer que el alcohol se distribuya más rápidamente en el cuerpo y pueda aumentar los efectos del mismo.
Así mismo, el frío puede engañar al cuerpo para que no perciba correctamente la necesidad de hidratarse. Sin embargo, la deshidratación puede intensificar los efectos del alcohol en el organismo. Si está bebiendo alcohol mientras está expuesto al sereno y no se hidrata adecuadamente, es posible que experimente una embriaguez más rápida.
Entre más frío, más beben las personas
Así lo sugiere un equipo internacional de investigadores en un estudio publicado en la revista Hepatology. La investigación recolectó datos de 50 estados y 3.144 condados de Estados Unidos.
Se cruzaron variables meteorológicas como la temperatura o las horas de sol, facilitadas por la Organización Meteorológica Mundial, con datos relacionados con el consumo de alcohol y sus patrones de la Organización Mundial de la Salud y otras bases públicas.
Los resultados dejaron patente la estrecha relación entre la temperatura media de los países y el consumo de alcohol. Cuanto más aumentaban la temperatura media y las horas de sol, menor era la ingesta de alcohol.
El estudio determinó que el consumo de alcohol era mucho más evidente en los estados llamados fríos, es decir, lo situados junto a Canadá, que en los estados cálidos del sur.
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¿Por qué pensamos que el alcohol nos hace sentir más calor?
Después de ingerir alcohol algunas personas pueden empezar a sentir calor y creer, erróneamente, que pueden soportar mejor las bajas temperaturas. Lo primero porque el alcohol puede parecer un anestésico y aunque se sigue sintiendo frío, se tardan más tiempo en percibirlo.
Por otro lado, porque el alcohol es un vasodilatador. Esto significa que los capilares sanguíneos de la circulación periférica, es decir, la más externa y cercana a la piel, se dilatan. Como consecuencia, aumenta la cantidad de sangre circulando bajo la piel cerca de nuestros termorreceptores.
Esto puede darnos la sensación de aumento de temperatura cuando en realidad lo que provoca es justamente lo contrario: acelerar la hipotermia. Si aumenta la cantidad de sangre discurriendo por debajo de nuestra piel en un entorno más frío, la pérdida de calor aumentará.
El alcohol no es, por tanto, la mejor forma de entrar en calor ni por los efectos más inmediatos ni por sus consecuencias en la salud a largo plazo.
