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INDECISOS DECIDIRAN EL DESEMPATE EN LAS URNAS

Las encuestas sobre las elecciones presidenciales colombianas muestran un empate milimétrico entre el candidato liberal Horacio Serpa y el conservador Andres Pastrana, y este domingo, aunque suene paradójico, el resultado lo decidirá un pequeñ...

Las encuestas sobre las elecciones presidenciales colombianas muestran un empate milimétrico entre el candidato liberal Horacio Serpa y el conservador Andres Pastrana, y este domingo, aunque suene paradójico, el resultado lo decidirá un pequeño porcentaje de votantes indecisos.

El último sondeo de la empresa de sondeos Invamer-Gallup dice que Pastrana aventaja a Serpa con el 46,9 por ciento de la intención de voto frente al 46,6 por ciento del liberal, mientras la empresa Yankelovich da el liderezgo al segundo por 43,9 por ciento frente al 43,8 por ciento.

Las diferencias son ínfimas también en las demás encuestas divulgadas en vísperas de los comicios, como mínima fue la ventaja de Serpa sobre Pastrana en la primera vuelta presidencial, el pasado 31 de mayo.

Serpa obtuvo 3.696.334 votos y Pastrana 3.653.048, con una diferencia de 43.286 que representa apenas el 0,4 por ciento de los 10,75 millones de colombianos que acudieron a las unas (se abstuvieron otros 10 millones).

Las encuestas -que en mayo fallaron al predecir que ganaría Pastrana- apuntan ahora que para la segunda vuelta hay todavía entre un 4 y un 7 por ciento de indecisos, cuya decisión de última hora determinará quién sucederá el próximo 7 de agosto al presidente liberal Ernesto Samper.

Los expertos en política colombiana aseguran que Serpa tiene una ventaja que no aparece en los sondeos de opinión: la llamada "maquinaria" del Partido Liberal, apoyada en la burocracia y el presupuesto estatal.

A esa "maquinaria" atribuyen, en parte, que Serpa haya ganado el 31 de mayo, "torciendo el pescuezo a la encuestas", como prometió el propio candidato.

Según la revista "Semana", el aparato liberal podría sumar a Serpa hasta 600.000 votos.

Otro factor del triunfo de Serpa en la primera vuelta parece haber sido el gran repunte de última hora de la candidata independiente Noemí Sanín, que casi triplicó su caudal electoral en la segunda quincena de mayo -sobre todo a costa de Pastrana- y obtuvo 2,8 millones de votos.

Las últimas encuestas dicen que cerca del 40 por ciento de los seguidores de Sanín se pasarán mañana a Pastrana, un 30 por ciento a Serpa, 20 por ciento votarán en blanco y el resto no saben aún qué hacer.

Adrés Pastrana Arango, abogado y periodista de 43 años, aspira por segunda vez al cargo que su padre, Misael Pastrana Borrero, ejerció de 1970 a 1974.

En una reciente entrevista dijo que durante el Gobierno de su padre se "aburría" en el palacio presidencial -era todavía adolescente-, pero que ahora quiere recorrer los pasillos de la sede del Ejecutivo, "para ordenar la casa".

Pastrana espera el desquite desde que en 1994 perdió los comicios en segunda vuelta ante Samper, a quien acusó de financiar su campaña con dinero del cártel de narcotraficantes de Cali, como comprobó posteriormente la Justicia.

Pero el "narcoescándalo" que envolvió a Samper y a una treintena de congresistas y colaboradores del presidente ahora presos, es un episodio al que poco aludió Pastrana en la actual campaña, ya que le salió muy caro denunciarlo en 1994.

Pastrana entregó al entonces presidente liberal César Gaviria unas cintas grabadas o "narcocasettes" en las que los jefes del cártel de Cali hablaban de sus donaciones a Samper.

Y casi toda Colombia -incluidos muchos de sus actuales aliados y votantes- acusó a Pastrana en aquel momento de "traidor": se ganó fama de "sapo", como llaman a los delatores este país en el que, con frecuencia, es social y políticamente más grave denunciar un delito que cometerlo.

Ahora dirige una "Gran Alianza por el Cambio" multipartidista, y su candidato a vicepresidente es el historiador y académico liberal Gustavo Bell.

El candidato liberal Horacio Serpa es también abogado, se define como "un hombre del pueblo con ideas populares" y no se avergÜenza de haber sido el hombre fuerte del polémico gobierno de Samper.

De 55 años e hijo de una maestra de escuela y un "tinterillo" (redactor de memoriales), el aspirante del partido en el Gobierno, se precia de saber defender "con vehemencia" sus ideas y su proyecto político.

"No soy el candidato del Gobierno, aunque tampoco me avergÜenzo de haber fomado parte del mismo", sostuvo en una reciente entrevista con EFE.

En sus más de treinta años de vida pública, Serpa ha ocupado casi todos los cargos de los poderes judicial, legislativo y ejecutivo: de juez municipal a procurador general, de concejal de su natal Barrancabermeja a copresidente de la Asamblea Constituyente de 1991, y de alcalde a ministro de la Presidencia en varias ocasiones

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