Bogotá: ¿qué tiene que ver felicidad con cultura, arte y deporte?

El programa de este jueves surge de la apuesta del Distrito por los Centros Felicidad con los cuales se busca fomentar prácticas culturales, deportivas y recreativas en espacios físicos de calidad, que atiendan las necesidades de cada sector de la ciudad.

El inventario actual, según las cifras del Distrito, registra 567 equipamientos culturales, compuestos por teatros, casas de la cultural, museos, pequeños escenarios y centros de formación artística, bibliotecas, puntos de lectura en espacios no convencionales entre otros.

Esto equivale a 7 equipamientos por cada 100 mil habitantes, que se considera baja si se toma como referencia Madrid, Berlín o Ciudad de México, que ofrecen en promedio de 18 equipamientos por 100 mil habitantes.

Para atender este déficit, se tiene previsto seis centros Felicidad. En Suba están el Cometas y Fontanar del Río, con vocación 60 cultural y 40% recreativa. En Chapinero, el de la calle 82 con 10ª. que tendrá, entre otros, salones de música, artes escénicas, ludoteca infantil, gimnasio y piscina semiolímpica.

En el sur están los del Tunal, en la localidad de Tunjuelito; Gibraltar, en Kennedy y San Cristóbal, en la localidad de San Cristóbal.

El alcalde Enrique Peñalosa ha defendido estos centros. Es partidario de invertir importantes recursos en generar estos espacios en las ciudades, “ya que un espacio público bueno permite que las personas se encuentren como iguales y nadie se sienta excluido”. En fin, que haya acceso al arte, la cultura y el deporte, sin importar el estrato o si se es socio o no de un club.

Con otra óptica, el profesor Francisco Cajiao escribió en junio en El Tiempo que hay cosas fáciles de vender pero muy difíciles de explicar, “y una de ellas es el cuento de la felicidad”. Dice que no parecen ser el paraíso terrenal; “tal vez sean centros de bienestar como los clubes de los ricos, pero de felicidad”.

Defensa de la felicidad

 María Claudia López, secretaria de Cultura, Recreación y Deporte del Distrito, explica que el concepto de felicidad en los nuevos espacios está atado a tres pilares: igualdad en equidad urbana, la democracia urbana y la construcción de comunidad.

Al referirse al centro que se construirá en la calle 82 con 10ª., recordó que se financiará con valorización.

“Se ha criticado que se haga un centro felicidad en una zona donde la gente tiene muchas posibilidades. Este centro no es solo para la gente que habita en el sector, también es para aquellos que concurren la zona”, dijo.

Mauricio Rojas, presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, pone de presente que en el urbanismo del siglo pasado estaban definidas las actividades que íbamos a hacer.

Advierte que hoy en día es necesaria una ciudad más incluyente, y en esas medidas estos proyectos son piezas urbanas.

Dice que estos proyectos deben acomodarse a diversas situaciones, a mejorar el paisaje y el ADN de los ciudadanos y a incidir en la relación entre ciudadanos.

Ricardo Angarita, médico, psiquiatra y especialista en medicina transpersonal y alternativa, está de acuerdo con la presencia de espacios convergentes para la ciudadanía como el que plantea el Distrito.

De ahí que señale que la arquitectura cambia el comportamiento de la gente, cuando hay espacios ordenados, estéticos, con árboles, y cambian el comportamiento. En cambio un lugar desordenado o sucio genera zozobra.

El experto pone de presente que la felicidad en realidad es un arma política, y que el juego de la felicidad ha sido utilizado por la humanidad.

Federico Arango, analista y sub editor de opinión de El Tiempo, aunque defiende el modelo que plantea el Distrito, dice que quitarle el sello personal de “felicidad” es importante para mantener la sostenibilidad del proyecto cuando se dé el cambio de administración.

Considera que es mejor llamarlos centros de bienestar para quitarle a “Felicidad” la connotación política que puede asociarse con el alcalde Enrique Peñalosa.

El periodista es partidario del centro recreativo que habrá en la zona de El Retiro y rescata la convivencia colectiva no mediada por el consumo.

David García, magister en filosofía y ex director Orquesta Filarmónica, sostiene que un sitio como centro de acopio artístico es una buena contribución a la convivencia en las grandes ciudades. Pero cuestiona el concepto de felicidad de la administración Peñalosa, que los asocia más con clubes de entretenimiento.