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Viuda y huérfanos en Caucasia no reciben atención en salud mental

“…el acetaminofén no le cura el alma ni el dolor a una viuda ni a un huérfano…”.

Viuda y huérfanos en Caucasia no reciben atención en salud mental

Viuda y huérfanos en Caucasia no reciben atención en salud mental / Caracol Radio

Antioquia

De ojos verdosos, Enoedis Gallego, 34 años, es una mujer vital, fuerte, llena de sueños e ilusiones, pero también de recuerdos dolorosos. Ante estas rememoraciones, se quiebra, solloza, llora de nuevo, al atender a Caracol Radio.

A los 21 años tuvo su primer hijo, hoy tiene tres muchachos con edades de 13, 12 y 9 años. El primero está empeñado en ser futbolista, y, como jóvenes del mundo, también él tiene el sueño y la ilusión de conocer a su ídolo, el volante de la Selección Colombia: James Rodríguez. Los demás, de doce y nueve años estudian, con muchas dificultades económicas, pero asisten al colegio.

Pese a los dramas diarios, Enoedis muestra un carácter alegre y un indefinible acento al hablar: entre paisa y costeño. Esa manera de expresarse con tono y palabras de aquí y de allá, propio de los habitantes de Caucasia, el municipio más extenso y desarrollado en la llanura del bajo Cauca, pero, también, el más asediado por los violentos y la diversidad de hechos criminales.

En este territorio vive Enoedis con sus tres hijos, y allí, los cuatro, sufrieron el impacto de la violencia. Ella quedó viuda, sus hijos quedaron huérfanos en febrero de este 2019, cuando asesinaron a balazos al esposo, al padre, cabeza de la familia, mototaxista de oficio. Era todo para ellos.

Ella atendía el hogar y la prole, él se encargaba de trabajar y satisfacer las necesidades del hogar, describe esta madre. Varios hombres armados llegaran hasta la vivienda familiar y lo asesinaron delante de ella y del menor de sus hijos.

“El mayor no (estaba) porque en el momento había salido, pero cuando volvió, él sí lo vio, ahí fue cuando le dio más duro y al menor mucho más”, rememora, con un sollozo y una lágrima.

La Paz

Una dura escena en la cual prefiere no ahondar. Confiesa que en ese momento perdió la paz. Y paradójicamente el barrio donde consolidaba su historia de amor familiar, de madre y de esposa, se llama La Paz. En ese barrio, una invasión en la periferia de Caucasia, logró, con su difunto esposo, levantar la casa donde hoy se protegen y tratan se reponerse del horror del asesinato del padre y la pareja.

Ahora, en La Paz, donde mismo se rompió su paz, esta caucasiana sigue superando su duelo inacabable, y ejerciendo la misión de ser padre y madre a la vez, haciendo lo que sea necesario.

“¡Huy! ¡Eso es muy duro, muy duro! Yo hago actividades, como refrigerios (para vender), cosas así, pero a veces que no me pagan. Muchas veces no tengo con qué darle la alimentación a mis hijos”, confiesa Enoedis, sincera.

Y ella misma se anima y motiva a sus hijos: “Lo único que les digo es, hoy no hay para mañana sí habrá, hoy no tengo pero mañana conseguimos cosas mejores; es lo que yo les digo a mis hijos. Por ejemplo, hay veces que a nosotros nos toca comernos una sola comida, un chocolate con pan, solo eso. Muchas veces me ha tocado salir a la calle a pedir la comida de los hijos míos… uno por sus hijos si le toca pedir uno va y lo hace, y eso me ha tocado hacer a mí”. 

Pero, recién muerto su esposo, al comienzo de su drama y su duelo, este esfuerzo de salir a buscar la manutención de sus hijos y su hermana, le trajo consecuencias. Fue denunciada y estuvo a punto de perder la custodia de su prole.

“Al mes de muerto mi esposo, a mí me tocó salir a trabajar para darle la comida a mis niños y me echaron a Bienestar Familiar porque yo los dejaba solos” (sic), confiesa esta madre, y confirma de inmediato que, resuelta la denuncia, hoy sigue con sus hijos.

Madre de su hermana huérfana

Además de sus tres hijos, Enoedis acogió y está criando a una hermana, de 14 años. Advierte que lo hace con el mismo amor que les prodiga a sus hijos, pero reconoce que la responsabilidad “se pone más dura”. Por quebrantos de salud, su padre murió el pasado mes de julio. Y en medio de su luto de viudez, también debió cuidar de su progenitor hasta el día de su muerte. Justo en el lecho de muerte, su padre le rogó que no dejara sola a su hermana menor.

Él me la dejó en encargo cuando falleció. Una carga muy dura, porque, en ese entonces, yo estaba trabajando, y en ese entonces yo le dediqué todo el tiempo a él para que mi papá se fuera contento. La enfermedad de mi papá solo daba para atenderlo a él solamente. Antes de morir, él me decía, ‘cuando yo me muera no dejes que tu hermana’ se vaya para donde estaba, entonces hasta el momento la tengo yo, y muy duro porque ella no está estudiando”, relata, preocupada pero decidida.

Consecuencias sicológicas

El relato de su historia muestra que las condiciones son cada vez más difíciles, pero no muy diferente a las mujeres viudas de Tarazá y Cáceres, donde el problema sicosocial abraza a las familias y no la suelta, las asfixia.

Este caso, en Caucasia, no es diferente. Los pequeños hijos de Enoedis no han recibido ayuda sociológica para el trauma sufrido por la muerte violenta de su padre, y ya han dado muestras de que eso que vivieron aquel día de febrero les está pasando factura. Ya los síntomas son evidentes, relata esta madre, afligida, con la mirada en un punto fijo en el suelo.

Afirma que el comportamiento más recurrente en estos casos, es la agresión: se vuelven violentos con los demás, en especial, en el colegio, con sus compañeros.

Le preocupa que no tengan una adecuada atención a la salud mental de sus muchachos, orientación de expertos, los mismos que no están cuando una familia los necesita.

Ella lo admite, revela: “Sicológicamente están afectados… (...) afectivamente también… tienen el ánimo muy bajito, a ellos en el colegio este año les ha ido muy mal, ha sido muy pesado. Yo tengo un niño que es muy agresivo. El menor y el mayor de los varones, a ellos se les ha dado muy duro la muerte del papá”, recalca, rebuscando cada palabra para narrar lo que ocurre hoy en su familia.

Sin atención a salud mental

Consultada por Caracol Radio, sobre la ayuda que estas víctimas están recibiendo del Estado, como en otras poblaciones, la respuesta se repite: ¡ninguna!

Relata que entregó la declaración a la Unidad de Víctimas, pero le fue negada la postulación. Como ayuda a la familia, la Alcaldía de Caucasia le entregó tres mercados.

“Al principio el municipio me regaló tres mercados, pero hasta ahí… me dijeron que enviara los papeles para la reparación a víctimas; eso lo rechazaron, no me aceptaron, no sé por qué; entonces, como eso lo negaron, yo no he vuelto a reclamar, lo dejé hasta ahí, y no vuelto por allá”, relata, desanimada.

El propio alcalde de Caucasia, Óscar Aníbal Suárez, está desesperado porque los recursos para atender tantas personas afectadas por la violencia,

Las viudas son otro fenómeno olvidado en el bajo Cauca, como dijo la comisaria de familia de la vecina población de Cáceres “sabemos cuántos muertos hay, pero no cuantos huérfanos”, y en este caso, no sabemos cuántas viudas”.

Aquí, en Caucasia, este asunto NO es diferente: Enoedis ha sido su propia sicóloga y la de sus hijos, porque tampoco ha recibido atención en salud mental.

Yo no he ido a donde ningún sicólogo, ni tampoco me han llamado, nada. Digo que la sicólogo soy yo misma; trato de como de olvidar pero eso es imposible, ver (asesinados) a los seres que uno ama, verlos en el piso, que tú no los puedes ver enterrar, muchas cosas, sí me entiende”, lamenta, dolida.

El menosprecio agrava el dolor

La estigmatización por el hecho de ser viuda es otro fenómeno que expuso y lamentó Enoedis Gallego. En su experiencia, el solo hecho de ser viuda ya es un karma; no es suficiente dolor la pérdida del ser querido, de su pareja, sino que ahora la comunidad “la mira por encima del hombro”, afirma ella, y asegura que eso le inyecta más dolor, pero también más rabia, por la injusticia.

“Sí, porque muchas veces… (Llanto)… uno no quisiera recordar lo que le pasa, ¿sí me entiende? (Sollozos)… y hasta lo menosprecian a uno por ser viudo, y por los niños que son huérfanos”, alcanza a completar su frase, ahogada en llanto, sin resistirse a las lágrimas.

Sueñan en fútbol, conocer a James Rodríguez

Pero no todo es tristeza en ese corazón golpeado por la violencia. Cuando la desesperanza siente que la abandona, recuerda que un día quiso estudiar y tuvo sueños, ya con mejor semblante.

Enoedis dejó de lado la tristeza y, de nuevo, una sonrisa le iluminó el rostro al preguntarle sobre los sueños de sus hijos, a quienes considera su motor para no desfallecer. El fútbol, contesta, segura sin dudar un instante.

El fútbol, como en la mayoría de los hogares, es asunto serio, de conversación y proyecto de vida de muchos jóvenes y en Caucasia también se vive esta realidad deportiva, como una forma de esperanza y remedio contra la violencia.

“Los sueños que ellos tienen es conocer a James Rodríguez, yo les digo a los dos niños que sueñen y que sigan adelante, que lo pueden lograr”, aconseja.

Sacó fuerzas para relatar su vida: cómo era antes de que su esposo fuera asesinado, cómo le cambió todo con ese crimen, y cuál es su realidad actual. Y aprovechó a Caracol Radio para enviar una sola petición a los gobernantes del país y la región:

Lo único que yo le pediría al gobierno: que se ponga las manos en el corazón por las viudas y por los niños que tienen derechos, por ellos deberían estar pendientes, porque hay mucho niños que los dejan morir, uno va al hospital y lo que le mandan a uno es un acetaminofén y listo…el acetaminofén no le cura el alma ni el dolor a uno…”,

Enoedis Gallego, viuda por el conflicto que se libra en el bajo cauca y con tres hijos menores de edad y una hermana, también menor a su cargo, procura alejarlos de las bandas criminales y evitar el reclutamiento para la ilegalidad, la violencia y la muerte.

Confía en que esos menores, como los demás huérfanos del bajo Cauca, no terminen engrosando las bandas criminales por odio y sed de venganza, en una zona donde parece que es rentable integrarse a la ilegalidad como única opción para conseguir ingresos económicos.

 

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