Ética y unidad
Columna de opinión de Rafael Vergara Navarro
Ética y unidad
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Cartagena de Indias
Luego de las tres elecciones frustradas y decena de alcaldes encargados, ganar en Cartagena las elecciones con un candidato alternativo, es ahora o ahora, el nunca no tiene cabida. Condiciones existen pero se requiere que en la campaña por el voto consciente exista grandeza y responsabilidad. Urge lograr una decisión colectiva que acerque la diversidad de liderazgos a un ideario y candidato común. Es una tarea va más allá de lo local o partidista.
En vez de discursos requerimos alianzas, estrategias e insertar el torrente nacional a las expresiones y luchas locales si queremos derrotar, de una vez por todas, la tragedia e indignidad del sometimiento al estado clientelizado, cooptados por familias enraizadas dueñas de la contratación y un poder que mueve sus fichas y que está penetrando en los barrios con sus candidatos.
Están aceitando relaciones y acuerdos de grupos, la maquinaria financiera corrupta para la inversión electoral, incluso, los mecanismos de compra de paquetes de votantes y el uso de recursos públicos empleando gente.
Nuestro actuar diferenciado exige estar activos y prestos a denunciarlos ante los órganos de control.
Como se visualiza tienen candidatos distintos y la consciencia del riesgo que le implica al uribismo y la clase política perder las elecciones del 2019.
Las recientes votaciones nacionales y las dificultades en el Congreso evidencian que el status quo siente el avance de los partidos de oposición, sectores alternativos y ciudadanías libres
Y Cartagena no es la excepción. Aquí el hastío ciudadano y la voluntad de cambio se manifestó de manera contundente.
En la segunda vuelta para la presidencia Petro obtuvo 174.415 votos equivalentes al 56.10%; por Duque votaron 128.823, el 41.43%. En la consulta anticorrupción sufragaron 178.676 cartageneros.
Ninguno de los más de 10 candidatos alternativos son dueños de esa masa crítica. Ella es expresión potencial de la voluntad de cambio y también de la tragedia que significaría fragmentarla. Por eso los candidatos: militantes, simpatizantes o ciudadan(a)os libres, éticamente tienen que valorar la unidad como necesidad de que Cartagena pueda ser sea gobernada por un alcalde(sa) sostenible y libre de toda sospecha.
Requerimos obtener escaños en el Concejo y para ganar la alcaldía alcanzar unos 120 mil votos. ¿Cuál es la estrategia para lograrlo? ¿Para derrotar el hambre su programa integra sectores sociales y económicos? ¿Quiénes conforman su equipo? ¿Con qué recursos cuenta?
Es urgente pactar una metodología de escogencia, programa compartido y un candidato común. Si es una consulta, el 26 de febrero los partidos deben comunicarlo al Consejo Electoral y hasta el 26 de abril sería la inscripción.
Previo un acuerdo, con o sin consulta, tiene que realizarse una o dos encuestas. El resultado determinará el candidato y por orden descendente la lista al Concejo. La capacidad de desprendimiento, el esfuerzo común, el trabajo organizado, las ciudadanías libres desatadas con un liderazgo unificado nos darán la victoria.