Justicia

Asesinatos

Red de microtráfico al interior de una base militar dejó un muerto

Dos soldados activos fueron detenidos por agentes de la Policía.

Los dos jóvenes  fueron enviados a la cárcel.

Los dos jóvenes fueron enviados a la cárcel. (Caracol Radio)

Toda una red de venta de droga se estaba tejiendo al interior de la base militar de la vereda El Porvenir, zona rural del municipio de Líbano, en el norte del Tolima, donde está ubicado el pelotón Furia uno que cuenta con 35 soldados bachilleras, quienes están al mando de oficiales y suboficiales.

Al mejor estilo de los altos carteles de droga, un grupo de militares estaba comercializando con marihuana al interior de la unidad en la que ya habían sucintado algunos incidentes, como el enfrentamiento en el que un soldado identificado como Carlos Javier Álvarez Herrera, disparó para asustar a sus compañeros por el robo de un dinero.

El problema trascendió a la muerte de Álvarez Herrera a quien encontraron con impactos de fusil el pasado 26 de diciembre en la vía a la vereda San Vicente, del Líbano.

El homicidio del soldado generó conmoción y un grupo especial de investigadores de la Sijín de la Policía del Tolima, inició labores para unir los eslabones del crimen.

Los agentes llegaron a la unidad militar, donde el miedo y los nervios de algunos los hizo hablar hasta llegar a dos nombres, Diego Robayo Bejarano y Samuel Beltrán Ballesteros.

Estas dos personas fueron con quienes el hoy occiso tuvo varios problemas. Además, Álvarez Herrera, le había hurtado un paquete con marihuana a Robayo, el presunto distribuidor.

El día del crimen, Robayo estaba en el turno se centinela y un fusil ser perdió y ese 25 de diciembre escucharon detonaciones de disparos, pero creyeron que era pólvora, aseguraron algunos de los entrevistados por los policías.

Los mandos de la base al percatarse de que Álvarez Herrera se había evadido iniciaron la búsqueda, la cual los llevó a encontrarlo sin vida.

Los principales sospechosos eran Robayo y Bernal, con base en las declaraciones que entregaron los compañeros y al final ambos le confesaron todo a un coronel.

Por lo anterior, la Fiscalía solicitó el arresto de Robayo y Beltrán quienes comparecieron ante el juzgado Sexto penal de control de garantías y no aceptaron el homicidio y el porte ilegal de armas de uso privativo de las fuerzas militares.

En la diligencia se conoció que Beltrán fue el primero en accionar el fusil y al escuchar a Álvarez que le decía malherido “me mató Beltrán”, le pidió a Robayo que lo callara y a menos de 30 centímetros de la cabeza le disparó por la parte posterior cuando yacía tirado en el piso agonizando.

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