En su casa del barrio nueve de agosto de Tierralta, Córdoba, Shirley Martínez, quien habría amarrado a su pequeño hijo de dos años a una viga de madera, dijo que lo hizo a manera de castigo. 

La mujer que hoy se muestra arrepentida argumentó haber tenido dos razones “porque varias veces casi me lo atropella una moto, en ese mismo día casi me lo atropella una moto y también porque me votó la comida del medio día y votó el agua de tomar”, expresó la madre del niño que fue encontrado por los policías atado de sus manos. 

En su dialogo, manifestó que lo amarró para no agredirlo físicamente, porque el niño, según ella, no quería obedecerle. 

Shirley Martínez asegura que en su niñez fue objeto de maltratos por parte de su padre.

“Cuando yo no quería obedecer, cuando era pequeña me amarraban en un palo, en el sol me amarraban a mí”, narró visiblemente conmovida la progenitora, quien manifiesta que esto no fue razón para hacer lo mismo con su hijo. 

Añadió también “cuando chiquita yo si fui maltratada, mi papá me pegaba”, mientras se toca la cara asegurando que aún tiene cicatrices. 

Esta joven de 22 años que ha sido cuestionada por su actuar, espera que su hijo vuelva al seno de su familia, al tiempo que manifiesta que actualmente está bajo el cuidado de una madre sustituta del Bienestar Familiar. 

Con lágrimas en sus mejillas expresa que su hijo le hace falta y señala que le ha tocado luchar por sus tres hijos, dado que es madre soltera, cabeza de hogar.