75 años del Bogotazo: ¿Qué hacemos con el recuerdo del 9 de abril?

“¿En qué momento se jodió Colombia?”, se preguntaban académicos y personalidades en 1990. A pesar de que han pasado 30 años, se mantiene la duda. Sin embargo, Santiago Valdés, sociólogo e investigador del Museo Nacional, tiene claro que no fue el 9 de abril de 1948, como han sostenido durante décadas amplios sectores de la sociedad.

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Bogotazo / Rodríguez, Manuel H. (1920 - 2009) / 1948 / Número registro: 12284 / © Colección Museo de Bogotá

En 1990 la editorial Oveja Negra publicó un libro de ensayos titulado: En qué momento se jodió Colombia, en el que políticos, periodistas, académicos y hasta una excombatiente del M-19 intentaron explicar el momento en el que el país inició un largo proceso de descomposición social hasta llegar a esto en lo que estamos.

Sin embargo, para el sociólogo Santiago Valdés, quien actualmente se desempeña como investigador del Museo Nacional, el Bogotazo, como fue denominado este trágico episodio que tuvo repercusión en todo el territorio nacional, no fue el “momento” en el que cambió la historia del país -en el que selló su “catastrófico destino”-, sino en el que se recrudeció un conflicto que ya llevaba varias décadas cocinándose.

El momento en el que se jodió Colombia

Valdés le explicó a Caracol Radio que este magnicidio, por el que fue señalado el albañil Juna Roa Sierra y el cual, 75 años después, sigue envuelto en innumerables incógnitas, tuvo tal incidencia en el país, debido a que varios sectores ciudadanos, entre los que se encontraban trabajadores, estudiantes, e incluso las mujeres, vieron frustrados sus anhelos de “adquirir sus derechos y hacer parte de la vida pública”.

“El Bogotazo nos habla de esa violencia continuada en el país, la intensificó y la llevó a un punto de no retorno. Pero hay que entender que tenía sus antecedentes y que no sucedió de la nada. Tiene sus raíces en la historia de las exclusiones a la que estaban sometidas ciertas personas en términos de: participación política, garantías laborales y acceso a la educación y a la cultura, entre otras”, señaló el investigador del Museo Nacional.

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Hotel Regina / Rodríguez, Manuel H. (1920 - 2009) / 1948 / Número registro: 11700 / © Colección Museo de Bogotá

La figura de Gaitán

Valdés sostiene que Jorge Eliecer Gaitán convocó a un importante número de sectores sociales, debido a su personalidad carismática y a su poderosa oratoria, tal como se ha reiterado en distintos escenarios recurrentemente. No obstante, señala que más allá de estas cualidades, el político liberal “supo leer el momento en el que se encontraba la sociedad colombiana”.

En ese sentido, indicó que Gaitán abordó las preocupaciones y descontentos que compartía un gran número de la población en todo el país: “la desigualdad económica, la exclusión política, las dificultades para acceder a educación y cultura, la corrupción, la desconexión de la clase política con el pueblo”.

“Tenemos a grupos de estudiantes, obreros, campesinos y comunidades afro e indígenas que también estaban pensando y actuando frente a esta serie de exclusiones de las que eran objeto. Es un proceso de, por lo menos, dos dimensiones que tiene a Gaitán como figura prominente, pero que también está enraizada en la historia del país, de los movimientos sociales y la industrialización”, señaló el investigador.

La imagen de Colombia ante el mundo

De igual manera, el sociólogo reitera que el Bogotazo no fue un episodio en el que se destruyó la infraestructura estatal de la capital, se registró la muerte de casi 3.000 ciudadanos o que tuvo incidencia en la historia del país, sino que tuvo un impacto a nivel internacional, especialmente porque para aquellos días se conmemoraba la IX Conferencia Panamericana en la ciudad.

Valdés explicó para Caracol Radio que durante estos años se especulaba que el asesinato de Jorge Elicer Gaitán “había sido un plan del Comunismo internacional para desestabilizar” a la ciudad en el que estaba involucrada la Unión Soviética. Por esta razón el Gobierno Nacional rompió relaciones con la potencia asiática y se acercara más a los Estados Unidos.

“Esa relación con los Estados Unidos, que ya existía y que ya era importante, se fortaleció mucho después de los acontecimientos del 9 de abril y esto tuvo un impacto significativo en la historia, no solo diplomática de Colombia, sino de las mismas fronteras para adentro. Esa colaboración fue fundamental para comprender la historia de la Colombia moderna”, aclaró el investigador.

El poder de la radio

Por otra parte, Valdés reconoció el valor que tuvo la radio durante el 9 de abril de 1948, destacando la inmediatez en la que se difundió la muerte de “El Caudillo del Pueblo” a otras localidades en el país, especialmente porque era tecnología que estaba al alcance de gran parte de la población en el territorio nacional.

No obstante, señaló que la radio también fue el medio a través del cual se incitó a la sublevación y a la rebeldía de sectores sociales que veían cómo se esfumaban sus deseos de un país y una realidad distinta. Suceso que se debe a la toma de las emisoras por parte de manifestantes.

“La radio fue una herramienta verdaderamente poderosa durante el 9 de abril porque ya existía dentro del mundo cultural colombiano. Las personas que participaron en los desmanes se tomaron las estaciones, no solo para transmitir la noticia, sino para incitar a otras personas. Entregaban la noticia del asesinato hasta información que no era verídica como que el presidente había renunciado y que el Gobierno liberal se había establecido en el país”, indicó el sociólogo.

La Memoria

Valdés indica que exhibir, tal como lo está llevando a cabo el Museo Nacional, o recordar los sucesos del 9 de abril de 1948 no solo tiene el propósito de “reconstruirlo y hablar de él”, sino que la intención de la memoria es tomar estos acontecimientos para invitar a una reflexión de la historia y para la sociedad contemporánea de Colombia.

Por esta razón, señaló que es importante recordar el Bogotazo para “pensar en qué clase de nación estamos y queremos”.

“Hablar del Bogotazo es hablar de movimientos sociales; de participación ciudadana; y de exclusión política. Además del acontecimiento en sí mismo. Esto nos permite reflexionar sobre cómo este suceso nos ha formado como sociedad, qué influjo ha tenido y qué podemos hacer de aquí en adelante. Cómo podemos resignificarlo y hablar de él a futuro”, concluyó Santiago Valdés.