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Frente a Venezuela, ¿cada vez más solos?

En Colombia el presidente Duque, su canciller y su partido, han manejado el tema de Venezuela como un asunto de gobierno y no de Estado.

Carlos Obregón

Carlos Obregón (Caracol Radio)

Varios hechos de los últimos días, la despedida del asesor de seguridad John Bolton, la próxima reunión de cancilleres de países del TIAR, el despliegue de tropas leales a Nicolás Maduro en la frontera y las fotos de Juan Guaidó con jefes de la banda “Los Rastrojos”, han dejado en claro que la crisis de Venezuela está aún más lejos de una salida y que la agenda de Colombia frente al régimen de Caracas está enredada.

Escenarios como ese harán posible que los cálculos de Migración Colombia de que a finales de este año el número de venezolanos llegue a 1 millón 900 mil –esa es la estimación más conservadora-- se cumpla y lo supere, de seguir el cierre de fronteras como lo acaba de hacer Ecuador. De los cerca de 4.3 millones de venezolanos que han huido, hoy Colombia alberga el 30%.

Esto muestra que Colombia es hoy el país que está llevando el mayor peso de la carga de la migración y el gobierno del presidente Duque ha puesto en marcha una política de atención social y humanitaria que el país le reconoce. Una salida de Maduro del poder podría revertir la situación migratoria y ayudar a que la frontera deje de ser refugio de grupos guerrilleros, paramilitares y disidencias.

Pero los hechos políticos están demostrando que, la estrategia diplomática que escogió el presidente Duque, apoyado por su partido, no está dando resultados. Se va Bolton de la Casa Blanca porque, entre otras, según Trump, se “había pasado de la raya” con Venezuela, y se queda el gobierno de Bogotá sin un aliado que lo había convencido de que Maduro sería reemplazado por Guaidó después del concierto de Cúcuta. “La salida de Bolton deja sin piso la política exterior del país”, advierte el exembajador Gabriel Silva en El Tiempo.

Hoy Trump, pensando en su reelección, está buscando más negociar con los cercanos a Maduro que en mantener firme el apoyo a Guaidó. El fracaso de los diálogos de Barbados parece ofrecer otras alternativas.

Por otro lado, tras los intentos fallidos en la OEA de imponer sanciones a Venezuela y del cerco diplomático, ahora se impulsa la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, cuya invocación parece más una jugada política para responder al golpe de Maduro de acoger a las disidencias de Márquez y de dar refugio a frentes de guerra de los elenos. Ese es un foro que, en la práctica poco podría lograr frente a Maduro porque no recoge el consenso ni siquiera de todos los que apoyan su salida por la vía de las sanciones políticas y económicas. Panamá y Perú no acompañaron la votación del TIAR.

Pero además, hay una expresión que ya empieza a preocupar a los analistas: Colombia se está quedando sola frente a Venezuela. “Argentina, Brasil, Chile y Perú han comenzado a mirar para otro lado y se han concentrado en sus agendas internas”, escribió recientemente en The New York Times el periodista venezolano Tulio Hernández, lo cual se nota en las votaciones y en las decisiones internas de cada país. Lo reitera el exembajador Silva, mientras tanto, en Colombia, el presidente Duque, su canciller y su partido, han manejado el tema de Venezuela como un asunto de gobierno y no de Estado, comenzando por el desconocimiento de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores.

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