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Federer y Nadal llevan su lucha por el número uno al césped de Wimbledon

El tercer Grand Slam del año dará inicio este lunes.

Federer y Nadal llevan su lucha por el número uno al césped de Wimbledon

Federer y Nadal llevan su lucha por el número uno al césped de Wimbledon(Getty Images)

Wimbledon comienza este lunes y será el marco de una nueva lucha por el número uno esta temporada entre el español Rafael Nadal, líder de la ATP y el suizo Roger Federer, defensor del título que busca su novena corona en el All England Club, cuando se cumplen 10 años de la considerada mejor final de la historia de este torneo y por ende el mejor partido jamás disputado. 

En el cuadro femenino, la española Garbiñe Muguruza defiende el título, en un cuadro en el que la estadounidense Serena Williams, de 36 años, siete veces campeona, quiere demostrar que los prebostes de este club han elegido bien, al considerarla cabeza de serie número 25 a pesar de la número 181 esta semana.

Echando un vistazo a la temporada pasada, todo parece seguir el mismo curso natural. Nadal y Federer están listos para hacerse con el título, salvo sorpresas, y en el caso del de Basilea quiere convertirse en el segundo jugador/a capaz de ganar 9 títulos en el verde de Londres y el cuarto jugador en la historia en lograrlo en un torneo del Grand Slam.

Mientras, Nadal llega con su undécimo entorchado de Roland Garros, fresco tras darse de baja en Queen's y entrenado en las pistas de su Mallorca, dispuesto a convertirse en el tercer jugador en ganar en París y en Londres el mismo año (2008 y 2010) por tercera vez y así igualar con el sueco Bjorn Borg (1878-79-80).

Diez años han pasado de aquella final histórica, disputada un 6 de julio (6-4 6-4 6-7(5) 6-7(8) y 9-7 en cuatro horas y 48 minutos). Nadal ganaría luego la de 2010 (a Tomas Berdych), y Federer completó en el 2018 su octavo entorchado en "La Catedral".

Uno con 32 y el otro con cerca de 37 años, respectivamente, han madurado como personas y como deportistas, y los dos coinciden en que si uno de ellos no hubiera coexistido, no hubieran llegado tan lejos (Federer tiene 20 Grand Slams y Nadal 17) y nada de esta magia y de la considerada mayor rivalidad histórica de este deporte se estaría viviendo aún.

Federer llega a su "casa" tras ganar el título en Stuttgart y ceder en la final de Halle, su segundo domicilio, ante el croata Borna Coric, lo que le impidió sumar el título 99 de su carrera y aspirar en el All England a la centena histórica.

Uno de ellos saldrá como número uno el 16 de julio, después de que ese puesto haya cambiado de mano seis veces en lo que se lleva de temporada. Nadal necesita alcanzar los octavos (ronda en la que perdió el pasado con el luxemburgués Gilles Muller) para asegurarlo el 16 de julio, mientras que Federer recuperaría esta posición, si gana el título, y Nadal pierde antes de los octavos.

Wimbledon espera también al serbio Novak Djokovic, que aunque no se da a si mismo como favorito, llega tras alcanzar la final de Queen's y con tres históricos triunfos en el tercer grande de la temporada, y ansía conocer hasta donde puede llegar la ambición del alemán Alexander Zverev.

El teutón, con 21 años y 86 días, podría convertirse en el más joven campeón desde su compatriota Boris Becker cuando ganó el título en 1986 con 18 años y 226 días. El cuadro tiene, junto a Zverev, a 11 jugadores con 21 años o menos.

No hay que perder de vista al finalista el año pasado, el croata Marin Cilic, ganador en Queen's, y al siempre esperado regreso del argentino Juan Martín del Potro. Ambos aspiran al segundo Grand Slam de sus carreras.

Hablando de regresos, el más deseado por la afición local era el del británico Andy Murray, dispuesto a competir en un Grande, después de su última aparición en estas pistas el pasado año, debido a una lesión en la cadera.

El ganador dos veces del título decidió retirarse finalmente, viendo que su cuerpo todavía no está preparado y que sus opciones eran mínimas después de haber jugado solo tres partidos desde entonces: derrota ante Nick Kyrgios en Queen's, y luego victoria ante Stan Wawrinka y derrota ante Kyle Edmund en Eastbourne.

Wimbledon será un buen test para comprobar como la campeona del pasado año dosifica esta vez su calma y sabe soportar la presión. Muguruza llega a esta cita sin respaldo suficiente en su juego, tras ceder en la segunda ronda de Birmingham ante la rusa Anastasia Pavlyuchenkova por un contundente 6-1 y 6-2, pero la española, ganadora también de Roland Garros en 2016, suele crecerse en las grandes citas.

Históricamente, su peor enemigo es siempre ella misma, pero esta vez parece tenerlo más claro. "La mentalidad es que quiero ganar el título ahora, no hay que quedarse en el recuerdo de que gané", zanjó este domingo en su presentación a los medios.

La figura de la danesa Caroline Wozniacki, campeona en Eatsbourne este sábado y ganadora del Abierto de Australia a comienzos de la temporada, emerge entre las favoritas, y ella y la estadounidense Sloane Stephens, campeona del Abierto de EE.UU. el pasado año, son las aspirantes a arrebatar el puesto de número uno a la rumana Simona Halep, campeona de Roland Garros, durante esta quincena.

Wozniacki necesita alcanzar la final para tener una oportunidad de sobrepasar a Halep. Si la rumana llega a las semifinales, entonces la danesa está obligada a ganar el título.

Las posibilidades de Stephens son algo más peregrinas. La de Plantation (Florida) está obligada a ganar el título y que Halep pierda en primera ronda y Wozniacki no llegue a la final.

Mientras, la sombra de Serena Williams se agiganta cuando quedan horas para el comienzo. La ganadora de 23 títulos de Grand Slam asusta solo con su nombre. Esta a uno de igualar con la australiana Margaret Court y supuestamente compitió en Roland Garros (se retiró en octavos contra Maria Sharapova) para entrenar Wimbledon, que es lo que al parecer le importa.

Serena solo ha perdido una vez en la primera ronda de un Grand Slam (Roland Garros 2012) (66-1), y dos veces en segunda (Abierto de Australia 1998 y Roland Garros 2014). Ha ganado aquí siete veces y no se quiere retirar sin otra más.

La ola de calor que soporta Londres durante las últimas tres semanas, llegando a 32,5 grados el lunes, y alerta ámbar por calor nivel 3, puede influir también en el estado de las pistas y en el desarrollo del torneo. Aunque la previsión es que desciendan algo las temperaturas a partir de este lunes, y que las primeras lluvias lleguen el jueves. Entonces Wimbledon puede recuperar parte de su esencia.

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