Chocó: “somos pacífico, estamos unidos”
Como en las primeras letras de la canción de Chocqubitown, los chocoanos por primera vez se unen pacíficamente para protestar frente a un Estado del siglo XXI que los mantiene en condiciones de atraso de más de medio siglo.
En la última semana, el Chocó volvió a ser noticia por la realización de un paro que despertó simpatías y obligó al Gobierno a sentarse a negociar con líderes de un departamento cuyos indicadores básicos de bienestar están sobre líneas rojas y padece una serie de problemas que la mantienen sumida en el atraso: corrupción, minería ilegal, presencia de guerrilla y bandas criminales; narcotráfico, aislamiento físico, baja cobertura de servicios públicos, desempleo y una dirigencia política encarcelada o investigada por participar en el saqueo de sus municipios y del departamento.
Lo que pasa en el Chocó no es muy diferente a la crisis que vive la Guajira, de hecho sus problemas de corrupción y miseria social son similares, pero en el Pacifico hay dos detonantes que los han llevado a salir a protestar: una carretera que no se ha terminado de construir en 40 años y el principal hospital intervenido desde 2007, con unas deudas de más de 37 mil millones que no se han podido terminar de pagar. En ambos casos la corrupción ha incidido en el freno a la solución de esos problemas.
Algunos indicadores del Chocó ayudan a explicar por qué, pese a ser un departamento rico en biodiversidad y recursos naturales, se parece más a la Colombia de mitad del siglo pasado que a un país que aspira a ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).
· Tiene la mayor población en condiciones de pobreza, 68%, y de pobres extremos, 37.1%.
· Tiene el más alto índice de necesidades básicas insatisfechas (falta de vivienda, educación, salud etc), 79.1%, cuando el promedio nacional (cifras Dane) es del 27.7%.
· La desnutrición crónica del Chocó es del 18.5% (Plan departamental de desarrollo) cuando el nacional es del 15.9%.
· La tasa de mortalidad infantil asociada a la desnutrición es de 35 menores de cinco años por cada 100 mil infantes, lo que contrasta con el promedio nacional que es de 6.8. Este año han muerto por desnutrición 12 niños, cifra que puede ser mayor teniendo en cuenta los subregistros que se da en zonas con presencia indígena.
· Quibdó es la capital del departamento con la más alta tasa de desempleo, 17.8 (cifras Dane de junio) cuando el nacional es del 8.9%. Esos niveles conducen a altos niveles de informalidad e inseguridad y a una alta dependencia de puestos públicos lo que a su vez vuelve más poderosos a los caciques políticos.
· La cobertura del internet es de apenas del 2.8% en el departamento frente al 22% del promedio nacional.
· Quibdó fue la ciudad más cara del país en julio con un aumento de precios de 2.25% (Dane). Pero no solo es eso: el costo de vida se ha triplicado en los tres últimos años.
· En el departamento hay 11 municipios que no tienen interconexión eléctrica. Efecto: generar energía es costoso porque toca hacerlo con plantas obsoletas a alto costo por el valor del combustible.
· Solo el 22.5% tiene acceso al servicio de acueducto, muy lejos de la cobertura nacional que es del orden de 83.4%.
· De los 30 municipios del departamento, 28 ha visto descuajar sus selvas y contaminar sus ríos por cuenta de la minería ilegal que ha hecho presencia desde 2001.
· Chocó es un departamento muy dependiente de Medellín en materia comercial, pero llegar por carretera desde Quibdó toma siete horas cuando no hay derrumbes.
· Según el gobierno, desde 2010 se han invertido 7 billones de pesos con destino a planes sociales y de infraestructura, pero quienes conocen de cerca la realidad local tienen dudas sobre el impacto de esas inversiones y el destino final de muchos de esos recursos en un departamento con una alta debilidad institucional y la falta de integralidad en las políticas del Estado.