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Bronx: un golpe a la olla madre

Todos aplauden la contundente acción en el centro, pero empieza a preocupar el surgimiento de nuevos Bronx en la capital.

Bronx: un golpe a la olla madre

Bronx: un golpe a la olla madre(Colprensa/ Archivo)

Si en algo parecen estar de acuerdo amigos y enemigos del alcalde Enrique Peñalosa es en la necesidad que había de hacer una intervención de la magnitud de la que tuvo lugar el sábado en la madrugada en el Bronx, una zona tomada por bandas de narcotráfico y todos sus negocios asociados como la explotación sexual de menores, trata de personas, rumba prohibida, consumo de vicio y centro de torturas.

El Bronx representa la decadencia del centro de la ciudad, el abandono de uno de los sectores que décadas atrás fue emblemático por su comercio y por su riqueza arquitectónica –hospital San José, iglesia del Voto Nacional y varios edificios de estilo republicano—que pasaron a ser como una especie de guetos de la delincuencia –primero en el Cartucho—donde los transmilenios levantaron un muro imaginario que las aisló del cercano vecindario del poder: la Casa de Nariño, la Alcaldía, los ministerios, el Palacio de Justicia y el Capitolio. Desde el Bronx –una olla madre—sale la droga para los barrios de la ciudad donde el blanco principal son los colegios, pero también allí se han perdido vidas como las de las 16 mujeres que fueron víctimas del “Monstruo de Monserrate”. Droga para todos los presupuestos desde el que consume coca como para el menor que apenas tiene para una dosis de cloroformo como pasó con un alumno del Marco Fidel Suárez que murió en agosto de 2015.

La operación policial y la estrategia que se pretenden desarrollar en adelante en cuatro fases en el Bronx demuestra que lo que se hizo en el pasado, incluidas las intervenciones en el Cartucho y las acciones del gobierno de Gustavo Petro, carecieron de los componentes necesarios para que este tipo de intervenciones sean exitosas: inversión y sostenimiento en el tiempo, de al menos cinco años, según el experto Hugo Acero, o al menos de dos años, según otros. E integralidad en las acciones que no pueden estar enfocadas solamente en la represión contra los que consumen sino acciones más contundentes contra los “ganchos” de la ciudad --bandas que manejan el negocio—que pese a ver sido golpeados en el 2012 volvieron a asumir el control en el sector.

Quienes han estudiado y analizado el tema como Ariel Ávila son reiterativos en la necesidad de que el Bronx sea intervenido y tratado como un problema integral, que va más allá de la olla del sector de los Mártires, y que por eso es necesario que junto a una presencia en el mediano plazo de la Policía se sostenga en el tiempo la estrategia de rehabilitación de la población de calle que sirve de mampara y polea de transmisión del negocio. Y sobre todo que se ponga atención sobre otras zonas que tienden a ser los nuevos Bronx como Cuadrapicha en el sur o la nueva zona roja que crece en Chapinero. Pero además que el problema de las ollas, como el tema de la paz, no sea una estrategia de un gobierno sino una política de ciudad con apoyo del Estado.

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