Educación

Estudiar en la universidad, sólo un sueño en los "otros Catatumbos"

Mientras la cobertura de educación superior en Colombia es de 49,4%, en estas apartadas zonas escasamente llegan a la U tres de cada 100 estudiantes.

La violencia y la educación definitivamente no van de la mano, y mucho menos en las siete apartadas y olvidadas zonas de Colombia que han sido identificadas como "los huecos negros de la guerra". Las cifras son contundentes: de cada 100 niños, 47 van a la escuela primaria, 20 llegan a educación media y escasamente tres acceden a instituciones de educación superior, sin que signifique que finalmente reciben un título universitario. 

Es una constante en los 37 municipios que integran estos huecos oscuros ubicados en el Catatumbo, bajo Putumayo, el Pacífico nariñense, sur del Cauca, el litoral chocoano, Caquetá y Arauca, que ocupan 91.678 kilómetros cuadrados, de 1.141.748 kilómetros cuadrados que tiene el país. Es decir, el 8,01 por ciento del territorio nacional tiene poco futuro, porque es poca la educación que reciben sus habitantes.

En los 5.310 kilómetros cuadrados que componen el Catatumbo, cuyos graves problemas sociales quedaron al desnudo por la desaparición de tres periodistas en una zona donde es notable la presencia de grupos armados ilegales, residen 202.934 personas según los datos manejados por las alcaldías locales y por el DANE. De ellos, 101 702 son mujeres y 101.243 hombres, el 75 por ciento de los cuales son mayores de 25 años, pues buena parte de la población con menos edad se fue de la región en busca de oportunidades o, simplemente, para salvar sus vidas. De las 48 personas que entran a la escuela, en el Catatumbo apenas el 2,13% accede a la educación superior.

El panorama es similar en el bajo Putumayo, donde los cultivos de hoja de coca están renaciendo y los grupos armados ilegales ocupan extensas zonas rurales, que componen más del 90 por ciento de los 17.603 kilómetros cuadrados de este "hueco negro de la guerra. Allí residen 193.169 personas, de las cuales el 53,3% accede a la primaria, el 23,5 por ciento al bachillerato y 2,65% a la educación superior.

Pero la parte más dramática se vive en los poblados del litoral Pacífico en Nariño, cuyos 5.777 kilómetros cuadrados son habitados por 87.036 personas, de las cuales, apenas el 1,65% llega a la Universidad.

El contraste es muy fuerte. Según el Ministerio de Educación, en 2015 se matricularon en el país 2.293.550 estudiantes el programa de pregrado de educación superior, que arroja una tasa de cobertura nacional de 49,4%. Pero en zonas donde la guerra y la coca dominan, apenas se sueña con la universidad. En el sur del Cauca, solo lo logran el 3,68% de sus jóvenes; en el litoral de Chocó, el 3,11%; en las seis poblaciones de Caquetá más afectadas por la presencia de armas ilegales solo el 2,71% accede a la educación superior, y en cuatro municipios de Arauca fronterizos con Venezuela, donde también están los grupos irregulares, la cifra es de 2,65%.

Y un par de datos puntuales que generan desazón: En Fortul, 15 de cada 100 habitantes no saben leer ni escribir; En Tame también son iletrados 11 de cada 100 habitantes. En la carretera que une a estas dos poblaciones de Arauca el 2 de octubre de 1989 secuestraron a monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve. Al día siguiente encontraron su cadáver; en aquel momento mataron la esperanza de un hombre que trabajó por la paz y la educación de otro "hueco negro de la guerra" que hoy persiste en Colombia.

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