Orden Público

Diego D’Pablos y Carlos Melo: dos historias paralelas haciendo periodismo

Los periodistas que fueron secuestrados en El Tarra por la guerrilla del Eln.

Si existe un periodista que haya cubierto todos los avatares sucedidos en la amplia frontera colombo-venezolana, en los últimos 10 años, es Diego D’Pablos, el corresponsal de RCN televisión, secuestrado por la guerrilla del Eln, en el Catatumbo, el pasado lunes.

Lo mismo puede decirse de Carlos Alberto Melo Calderón, camarógrafo de medios nacionales e internacionales, también plagiado cuando buscaba noticias de Salud Hernández.

Ambos, D’Pablos, de 41 años y Melo, de 38 son cucuteños; el uno es periodista, el otro camarógrafo. Sus hijos, Diego, Juanita y Carlos David, aguardan en Bogotá y Cúcuta su regreso. Incluso, Juanita, la consentida de Diego, ha hecho llamados a través de la radio para que su padre sea liberado.

Diego D’Pablos estudió Comunicación Social en la Fundación Universitaria, Inpahu en Bogotá. Una vez terminó la carrera regresó a la frontera para abrirse camino en el periodismo.

Los cucuteños recuerdan a D’Pablos manejando una camioneta del canal 10, un medio televisivo local con el cual se inició en el ejercicio periodístico en el año 2002. En aquella época, cuando el dominio del bloque Fronteras de las Auc, era pleno en Cúcuta, D’Pablos hacía de todo: conductor, reportero, presentador y director del noticiero del canal 10; igual cubría una rueda de prensa en la alcaldía, una convocatoria de las Fuerzas Militares, el eterno cierre del puente Simón Bolívar o el levantamiento de los cuerpos de las víctimas de los paramilitares en La Gabarra.

En esos años consolidó fuentes, recorrió la línea divisoria y aprendió las tácticas para cruzar la frontera y hacer el cubrimiento de los hechos que ocurrían en la “era chavista”, en ese tercer país que constituyen Norte de Santander y el estado Táchira. Su apellido D’Pablos, no muy común en Colombia, le servía de escudo para pasar los puestos de control de la Guardia Venezolana y conseguir contactos en el cerrado círculo de oficiales de las Fuerzas Armadas del vecino país.

A la par, Carlos Melo trabajaba como camarógrafo de la televisión nacional siguiendo los pasos de quien entonces era su competencia.

Los dos se casaron con santandereanas; Diego con Berenice y Carlos con Dayana, una comunicadora social de la Universidad de Pamplona. Ambos cubrieron acontecimientos de tanta significación, en los últimos 15 años como la captura de los supuestos paramilitares colombianos que quisieron atentar contra Hugo Chávez cuando en realidad eran jóvenes desempleados de la barriada cucuteña; la desmovilización del bloque Catatumbo en Campos Dos; el bombazo de la guerrilla del Eln contra el centro comercial Alejandría y la muerte de líderes de izquierda como el excandidato a la gobernación de Norte de Santander, Tirso Vélez. También, registraron y vivieron momentos tan felices para su comunidad como el ascenso a la A del Cúcuta Deportivo; la consecución de la primera estrella del “doblemente glorioso” y su clasificación a cuartos de final en la Copa Libertadores del año 2007, cuando el cuadro motilón derrotó en su casa al Boca Juniors de Argentina.

Carlos Melo es hijo de una maestra pensionada del estado; Diego, de un reconocido instructor de gimnasios y de una elegante dama que vivió algunos años en Estados Unidos.

Mientras que D`Pablos es extrovertido, buen bailarín, amante del ejercicio físico, corpulento, de buena talla y de gran apetito, Melo es tímido, reservado, de baja estatura y muy tranquilo. Los dos hacen parte del grupo de reporteros y camarógrafos nortesantandereanos habituados, como ningún otro sector del periodismo de provincia a hacer cubrimiento de noticias de primera plana. D`Pablos y Melo son de la misma generación de comunicadores cucuteños, colegas de Esmeralda Rojas, Olga Lucía Cotamo, Jorge Chamucero y Eduardo Galeano quienes el martes pasado se taparon la boca en un acto de protesta, en el tradicional parque Santander.

Para D`Pablos y Melo lo cotidiano ha sido estar en medio de grandes conflictos. La experiencia profesional que tienen se forjó en medio de la agitación social de la frontera. A los dos desde sus oficios les ha tocado cubrir el permanente contrabando de gasolina, la osadía de la delincuencia, organizada con capos de barriada a lo Pablo Escobar, los desplazamientos y las marchas campesinas luego de las masacres, los atentados dinamiteros y la actividad permanente de grupos armados ilegales como guerrilla, paramilitares y bandas criminales. Quizás ambos hayan coincidido, sin notarlo, con Salud Hernández en algunas coberturas informativas en Norte de Santander. Está confirmado que los tres sí cubrieron la ceremonia de entrega de armas y desmovilización de Salvatore Mancuso y de otros jefes de las Auc como alias Mauro y Camilo en diciembre de 2005, en Campos Dos, corregimiento de Tibú, la misma zona donde esta semana desaparecieron.

Las vidas de Melo y D`Pablos han corrido paralelas y por eso, en cautiverio, deben estar apoyándose, Diego hablando con sus captores y tratando de conseguir una primicia; Carlos, tranquilo, sin inmutarse pero los dos ansiosos, esperando el momento de salir de ese trance en el cual cayeron cuando estaban a la caza de la noticia que hoy, por gajes del oficio, los tiene a ellos como protagonistas. 

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