Ciencia y medio ambiente

Así se vive en El Tarra

Helena Sánchez, reportera del diario La Opinión, le narró a Caracol Radio la situación donde buscan como aguja a la periodista Salud Hernández- Mora.

La llamada es un milagro. Al otro lado del teléfono Helena Sánchez, reportera del diario La Opinión, bendice haber podido contestar. Desde este lunes- después de la desaparición de la periodista Salud Hernández- Mora en el Catatumbo- la cucuteña corrió a El Tarra, municipio de Norte de Santander, donde vieron por última vez a la colombo-española.

En la localidad- explica Hernández- los pobladores desarrollaron más sus dedos que sus oídos porque extrañamente funciona mejor el WhatsApp que las llamadas telefónicas que se pierden cada metro. Una sola antena de comunicaciones brinda el servicio a más de 6.000 habitantes con tecnología 2G. "Para que aquí entre una llamada hay que intentarlo cincuenta veces", dice José de Dios Torres, alcalde de El Tarra. "El internet es malo, los kioscos que ha instalado el Ministerio de TIC también es malo", agrega el mandatario.

Desde Cúcuta el viaje es extenso, agotador y menos terrorífico de lo que pronostican las autoridades, según Hernández. Cuatro horas adelante de la capital de Norte de Santander está Tibú. Y después de otras dos horas, aparece El Tarra. La carrera es angosta, polvorienta y en algunos tramos pavimentados, lo que demuestra alguna vez llegó el asfalto. Huecos y desniveles, el común denominador de la carretera.

Hay peajes, pero comunitarios. Campesinos que atraviesan lasos y cobran por el paso. El dinero- explican ellos- es para adecuar las improvisadas vías.

En Campo Seis, una de las veredas de Tibu, se paga 2.000 pesos. “Uno da lo que quiere, pero el billete de 2.000 no se niega”, explica Hernández.

En Versalles, hay talonarios. Quien pague 5.000 pesos porque se moviliza en carro y mil por moto, podrá moverse por la zona sin volver a pagar más peajes comunitarios. El río Catatumbo, que abraza al municipio de El Tarra, está casi seco. El Fenómeno del Niño casi lo desaparece. La temperatura supera los 36 grados.

Helena Sánchez no encontró retenes ilegales, como le habían advertido. Menos hombres armados escondidos a lado y lado de la carretera. Lo que observó- según narró a Caracol Radio- son casas con grafitis del ELN, EPL y Farc. “Es tan normal como el Transmilenio en Bogotá”, relata.

Entre Tibú y El Tarra, la carretera permanece adornada de cultivos de coca que se desprenden de las montañas. Y en el casco urbano, donde se escuchan corridos prohibidos, carros con equipos de sonido con decibeles exagerados, también se divisan las matas de coca ‘trepadas’ en las montañas.

Los labriegos-relata la periodista- no tienen más opciones. Sembrar yuca (exquisita), plátano o maíz no es rentable. Transportar un producto durante siete horas y por una carretera desastrosa, no es negocio.

Los policías observan las plantaciones, pero no actúan por seguridad. Son pocos, pero en El Tarra deben refugiarse en sus trincheras y salir con chalecos, cascos y acompañados del Ejército.

Se escuchan sobrevuelos- por la desaparición en la zona de Salud Hernández- Mora, y militares rondando las vías, lo que genera un centímetro de temor entre los pobladores. Nadie habla de Salud. Ni siquiera el mototaxista que transportó la española hasta Filo Gringo, se volvió a observar en la región.

Filo Gringo

En realidad, en Filo Gringo, caserío ubicado 40 minutos antes de llegar a El Tarra, es una sola cuadra de casas en madera y material que les da la bienvenida a los visitantes con un pasacalle del ELN y los despide con uno de las Farc.

En el corazón del caserío están plasmados mensajes del EPL en las fachadas de las casas. “Qué viva el Che”, “ELN, 50 años”, “Camilo Vive”, expresan algunos de los mensajes.

En la zona- donde nadie puede enfermarse porque los exámenes médicos los toman en Tibu, a dos horas de distancia-, algunos moradores hablan en voz baja y expresan que a Salud Hernández la tendría el ELN. Ayer, una comisión de la Alcaldía y la Personería de El Tarra, penetraron las profundidades de Filo Gringo buscando noticias de su paradero, pero se regresaron.

De Salud, todos hablan en el pueblo, así la mayoría, no se hayan entrevistado con ella.

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