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Cubanos varados en Colombia y desesperados buscan pasar la frontera con Panamá

Los migrantes viven horas de angustia en la esperanza de pasar a Centroamérica y Estados Unidos.

Cubanos varados en Colombia y desesperados buscan pasar la frontera con Panamá

Cubanos varados en Colombia y desesperados buscan pasar la frontera con Panamá(Caracol Radio)

Caracol Radio habló en exclusiva con el grupo de 21 cubanos, entre ellos tres niños, quienes se encuentran varados en el corregimiento de Sapzurro, departamento del Chocó, a pocos metros de la frontera entre Colombia y Panamá. 

Los indocumentados siguen con la esperanza de que el Gobierno del istmo panameño modifique su decisión y les permita cruzar la frontera, como aspira Ruby Reina, una cubana que vivía en Ecuador y debido al terremoto y la falta de oportunidades emprendieron camino hacia el norte de América. 

“Cuando sucedió lo de terremoto, con eso mi hijo se ‘traumó’ (sic), porqué ni a la escuela quería ir. Por eso, decidimos abandonar Ecuador, de una vez por todas y emprender viaje”, le manifestó la señora Reina a Caracol Radio, a pocos metros de la línea fronteriza, la misma que espera cruzar para seguir en busca del sueño americano. 

Reveló que los cubanos viajan siguiendo las huellas de sus compatriotas, incluso hasta las selvas del Darién, done enfrenta toda suerte de problemas y riesgos: “Nosotros llegamos aquí y nos mandan; seguimos a todos los cubanos. Nos formamos, seguimos y ya entramos. Yo me guié por el grupo, yo seguí al grupo”. 

La señora Janet Torres, otra cubana, relató su experiencia en la selva, una vivencia que calificó de indescriptible, y confesó que nunca volvería a intentar pasar por el Darién. 

“Nos dieron un salvoconducto. Llegamos a Sapzurro y cuando llegamos a La Miel (Panamá) ya la habían cerrado (la frontera). Por eso tuvimos que recurrir al camino de las selvas; tuvimos que subir montañas, nos caímos y nos desplazábamos entre lodo, fango; había abismos y llegamos a un punto donde había un río, ahí nos habían explicado los cubanos que teníamos que seguir el río para llegar a Puerto Obaldía, Panamá, pero ahí fue donde nos perdimos y nos adentramos más a la selva”, narró la señora Torres durante un momento de espera en este corregimiento, el más cercano a la frontera con Panamá. 

Insistió que fue la selva fue el lugar más tenebroso donde ha estado. Caminó cinco días, se perdió, enfermó y se lesionó, pero hoy en su relato admite que ha vivido una dura experiencia.

“Es algo tan indescriptible que nadie se lo puede imaginar. Tienes que vivirlo porque es algo muy peligroso, de noche no puedes ni dormir por los animales, tenía que estar vigilando. Pasamos por lugares que eran pantanosos, los ríos eran muy profundos y teníamos por la vida de nosotros, podía haber cocodrilos, vimos una tortuga gigante y caimanes, pero de lejos. Andábamos muy cerca a la costa, había matas con muchas espinas, yo me corte todas las manos y uno por el color (rojo) sabe que es peligro, hasta podría ser venenosa. Nos caían los aguaceros, hacíamos fogatas con la misma ropa para ahuyentar a los animales, pero dormíamos mojados llenos de lodo, con los pies hinchados, todo hinchado, todavía tengo dolor en todo el cuerpo de las picadas y las caídas. Es algo indescriptible”, confesó a través de Caracol Radio en ese lugar. 

Concluyó que lo único que estaban buscando era la libertad que en Cuba hoy no tienen: “nosotros continuamos ese camino porque pasaban miles de cubanos con mujeres embarazadas y niños, entonces por qué no podríamos hacerlo nosotros. Estábamos buscando un bienestar para nuestra familia, estar en buenas condiciones, tener una libertad”. 

Huberny Cruz Álvarez es un hombre experimentado en estas faenas para tratar de llegar a Centroamérica y Estados Unidos. Ha intentado en dos ocasiones llegar a Panamá, pero dos veces lo ha devuelto la guardia del país centroamericano:

“Subimos a la selva, sin nadie, fuimos solos a caminar, buscando los caminos y nos perdimos. Estuvimos 4 noches y 5 días perdidos. Salí de Cuba principalmente porque era un perseguido político allí. Soy opositor en Cuba y disidente”. 

Insistió en que viven principalmente de la caridad de los colombianos mientras esperan una solución a sus problemas. 

“Los vecinos nos ayudan. Me dan el almuerzo para el niño, algo de arroz que sobra para un hermano, nos comemos algunas frutitas y con eso vamos sobreviviendo. Yo he bajado 17 libras”, concluyó en diálogo con un periodista de Caracol Radio en el corregimiento Sapzurro, donde mantienen la esperanza de pasar la frontera y seguir su periplo hacia el sueño americano.

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