La fumigación manual con glifosato, en blanco y negro

No empieza la fumigación manual de cultivos de coca con glifosato- aprobada por el Consejo Nacional de Estupefacientes- y no solo hay contradictores. También, conocedores de la aspersión mata a mata que se resisten a pensar que caminando sobre las plantaciones se erradique gran parte de los cultivos ilícitos que se extienden en 23 de los 32 departamentos del país.

Una de las razones: el agua. El glifosato es un químico exigente. Prepararlo requiere de gran cantidad de líquido puro que, difícilmente se encuentra en regiones apartadas del Catatumbo, del Chocó, del Meta, entre otros departamentos.

“¿O quién movilizará tanques de agua pura hasta zonas inhóspitas donde casi nunca hace presencia el Estado?”, dijo a Caracol Radio un conocedor del programa de drogas del Gobierno Nacional, quien pidió reserva de su identidad.

Además, gran cantidad de cultivos de coca son de las Farc, de bandas criminales y están sembrados en parques nacionales, alrededor de cabildos indígenas y zonas de afrodescendientes, donde no es fácil ingresar.

“Entonces, ¿la coca de esas zonas quedará en pie?”, se interroga la fuente.

¿Y en las montañas?

Con la aspersión manual con glifosato, los policías antinarcóticos- los únicos autorizados por el Consejo Nacional de Estupefacientes- escasamente podrán movilizarse por terrenos planos. Y no en zonas montañosas, donde también se han detectado plantaciones.

Y un riesgo aún más latente: las minas antipersonales, los francotiradores de las Farc, que cuidan su coca como sus más preciados ‘tesoros’ porque les genera el dinero que se les evaporó con la eliminación del secuestro.

En Caquetá, cuatro militares quedaron heridos, amputados porque pisaron minas antipersonales que sirvieron de trampa a los militares que pretendían erradicar.

El nuevo método de aspersión, sería – de entrada- un riesgo. Y lo reconoció el Consejo Nacional de Estupefacientes que autorizó su implementación, pero después de que la Policía Antinarcóticos diseñe una estrategia de seguridad que le permita blindar a sus hombres y a la población civil que vive en los alrededores de las matas de coca.

La academia

Óscar Palmas, director del Observatorio de Drogas y Armas de la Universidad de El Rosario, dijo en Caracol Radio que la aspersión manual con glifosato es más efectiva que la erradicación manual.

E incluso- dice él- se gana tiempo y dinero. Para arrancar una mata se requieren dos o tres personas: él que abre el hoyo con una pala, el que la saca de la tierra y un ayudante.

“Con la aspersión solo se requiere del uniformado que va fumigando con su equipo de fumigación agrícola”, explicó.

Detalles

Caracol Radio conoció que la aprobación de la fumigación manualmente con glifosato por parte del Consejo Nacional del Estupefacientes no fue fácil. La sesión- como casi nunca ocurre- se extendió durante tres horas, hubo preguntas, posiciones encontradas y salió a relucir hasta el Informe del Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (Iarc) que en marzo de 2015 publicó un reporte donde clasificó a cinco herbicidas- entre ellos el glifosato- como probablemente carcinogénicos.

Lo que viene

Por esto, se decidió que antes de que empiecen las aspersiones en terreno se surtan varios trámites. El principal, que el Consejo Nacional de Estupefacientes expida oficialmente la resolución donde avala este método.

A renglón seguido la Policía Nacional propondrá la modificación al Plan de Manejo Ambiental que será aprobada por la Anla. Y después se comprobará (en terreno) que los protocolos industriales y de salud ocupacional sean viables.

Habrá seguimientos donde se examinará el impacto que el glifosato tenga en la salud de los erradicadores, el medio ambiente y el costo eficiencia. Es decir, si arroja resultados.

El ministro del Interior Juan Fernando Cristo argumenta que la aspersión manual “es un nuevo instrumento que puede ser útil para combatir este fenómeno…”.

Los senadores Juan Manuel Galán y Paloma Valencia no están de acuerdo con la decisión. El primero dice que es retrocederse a un experimento que no dio resultados. La segunda, teme por la seguridad de los policías.

El plan de seguridad recaerá en la Policía Antinarcóticos que un día después de la aprobación no ha entregado mayores detalles de la medida.