Orden Público

Cambio, con el Cristo de espaldas

El cuestionario de Cambio Radical sobre la ubicación de la guerrilla parece un sobre con una cuenta de cobro a un ministro liberal.

Cambio, con el Cristo de espaldas

Cambio, con el Cristo de espaldas(Colprensa/ Archivo)

La coalición de Gobierno que apoya al presidente Juan Manuel Santos vuelve a atravesar por una crisis debido a la dura comunicación de Cambio Radical para pedir explicaciones sobre las zonas de ubicación de la guerrilla desmovilizada y sobre todo por unas denuncias de supuestas presiones del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, para que el proyecto de ley que autoriza esas zonas sea aprobado.

La carta del presidente de ese Partido. Rodrigo Lara, parece más una factura de cobro que una preocupación de Estado sobre las futuras zonas de refugio temporal de los desmovilizados rasos y sus jefes de frente. Respuestas a preguntas como el número de zonas que habrá –15 o 25--, sencillamente, por ser tema de acuerdo en la mesa, están en La Habana. Lo mismo, los sitios donde se establecerán esas zonas.

Cambio Radical es un aliado importante del gobierno Santos y uno de los partidos que más poder tiene no solo por los ministerios que controla sino por las chequeras de ministerios como Transporte –vías de 4G, puertos y aeropuertos-- y Vivienda. Siempre ha estado ahí votando proyectos polémicos como el plebiscito o el que da herramientas al presidente para implementar los acuerdos de paz, pese a que su respaldo abierto al proceso ha sido escaso.

Por eso sorprende esta reacción frente al proyecto de reforma a la ley de orden público, que se viene ajustando según las necesidades de cada gobierno, como pasó en el de Uribe para manejar la desmovilización de los paramilitares en Ralito. Los ajustes del año 2010 que prohibieron las zonas de despeje, fueron liderados como ministro por el hoy vicepresidente y jefe de Cambio Radical, Germán Vargas.

En el fondo podría haber otras motivaciones y el proyecto de ley de orden público sea apenas sea una disculpa. El tema de fondo es político y de puestos y poder. Puede que a Cambio le preocupe, con razón, que Vargas Lleras, de ser presidente en el 2018, herede unas zonas con guerrillas desmovilizadas o aun haya antes regiones de la Costa, por ejemplo, donde la concentración le genere problemas para su campaña.

En los corrillos políticos también se habla del malestar que habría en el interior de ese Partido por la pérdida del viceministerio de Aguas, donde el presidente acaba de nombrar a un conservador, cargo que estaba en poder de cercanos al vicepresidente. Además, Cambio estaría quedando por fuera de las alianzas que se están armando para defensor del Pueblo, que podría pasar a la U, y del pulso con los liberales por la Fiscalía. Desde hace varios días, por lo demás, el senador Horacio Serpa, empezó una serie de reuniones con la U para buscar acuerdos de cara al 2018.

Aunque el Gobierno tiene los votos en comisiones para avanzar con el proyecto, lo que menos le convendría es poner del mismo lado a Cambio Radical y al Centro Democrático, en un momento crucial para el proceso de La Habana.

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