Lamento guajiro

Hora 20 de Caracol Radio se adentró en La Guajira para investigar sobre el terreno las causas de la crisis humanitaria que viven sus indígenas, en la que la peor parte la siguen llevando los niños que se mueren por causas asociadas a la desnutrición.

En un interesante panel convocado por Diana Calderón, directora del programa, quedaron en evidencia parte de las causas que han generado la muerte de al menos 4.700 menores en los últimos seis años. Las respuestas de los panelistas a la pregunta por qué se siguen muriendo los niños wayúu reflejan la falta de una visión clara sobre el tema social del departamento:

1. Las autoridades se resisten a dar una respuesta objetiva y a asumir responsabilidades y desvían el debate, como la gobernadora que reduce los problemas de su departamento a la quiebra económica por un crédito externo, paradójicamente, para agua y sanidad.

2. Los políticos, como el presidente de la Cámara, ponen el foco del problema a una falta de recursos, como si La Guajira no hubiera recibido multimillonarios recursos de regalías y plantea como solución una vía para la Alta Guajira.

3. El líder de la zona norte que lamenta que la Casa de Nariño haga caso omiso de las sentencias de la Corte Constitucional para que los niños reciban una atención integral.

4. La respuesta del ministro de Vivienda que ha encarado con responsabilidad el problema de la sequía y a quien tal vez le han hecho cometer errores en la forma como se debe atender la crisis, pero además debe enfrentar la realidad cultural de las comunidades que han hecho de esta ocasión un negocio con la entrega del agua en carrotanques.

5. La mirada del experto en salud que señala que las IPS indígena no pasan de ser un aviso, una especie de franquicia que se vende, como una mercancía, a unos particulares que hacen contratos millonarios con alcaldías que dejan morir sus hospitales como pasa en Manaure.

De las respuestas surgen algunos puntos que podrían aproximarse a una respuesta de por qué se siguen muriendo los menores: la corrupción en la contratación de los servicios de salud hace que los niños se enfermen en La Guajira y se mueran en Barranquilla; el Gobierno Nacional lleva programas y pone recursos, pero no hay coordinación ni articulación con las autoridades regionales y por eso el ICBF estaría pagando por unos menores fantasmas; la debilidad institucional de La Guajira agrava el manejo de situaciones como la sequía de tres años en el Norte o el efecto fuerte del cierre de la frontera; la niñez del departamento nunca ha estado en la agenda prioritaria del Estado, pese a que ha sido conminado por la Corte Constitucional y ahora por la Interamericana de Derechos Humanos que expidió medidas cautelares.