El pesimismo del Gobierno frente a los diálogos con el Eln

Los avances del proceso de paz con las Farc y el tiempo son los enemigos letales de esta negociación.

Para el gobierno es claro que el Ejército de Liberación Nacional tiene mucho terreno ganado con la negociación de La Habana y que si se acogieran a lo allí pactado con las Farc, sería más sencillo negociar otros temas.

Sin embargo el tema no es tan sencillo dada la división interna que existe en este momento al interior de esa guerrilla donde uno de los jefes de mayor ascendencia, poder político y militar, alias Pablito, está en contra de la negociación y de la agenda acordada hasta ahora. Para “pablito” que tiene su zona de influencia en Arauca, Boyacá y el sur del país, “las Farc han entregado mucho a cambio de muy poco”.

A diferencia de las Farc donde hay un jefe máximo y disciplina jerárquica, en el Eln debe haber deliberaciones profundas entre sus cuatro cabecillas principales y al mismo tiempo discusiones con sus comunidades e integrantes de su ala política y redes urbanas, lo que dificulta y demora la toma de decisiones.

Las líneas rojas del gobierno son la fecha del plebiscito y el acuerdo sobre las zonas de concentración para las Farc. Caracol conoció que la postura allí es que la refrendación sería ideal para los dos procesos y en ese mismo sentido el acompañamiento y verificación; de no ser así, sería difícil hacer otros procedimientos de ese tipo más adelante y solo para el Eln.

Otro aspecto que ha demorado el inicio de la fase pública es la situación política de Venezuela, donde el Eln insiste debe ser la negociación pero que está claro no tiene un ambiente político favorable para dar esas discusiones después de las elecciones que ganó la oposición en diciembre.

Para el gobierno también es complejo defender una negociación donde el interlocutor continúa actuando militarmente y cometiendo crímenes como el secuestro de civiles y uniformados.