Vida

Chicas súper poderosas

¿Todo el mundo nos ha engañado y la prostitución no hace indigna a la mujer sino que al contrario la vuelve poderosa?

¿Qué ves cuando te ves? –pregunta una locutora a varias mujeres sin maquillaje que dan respuestas tipo “veo más a una mamá que a una mujer” o “la lista de inseguridades es infinita”, solo para que la locutora les pida que se maquillen y vuelvan a mirarse pero esta vez “tranquilas”, “mirando su interior”, dando a entender que el maquillaje puede funcionar también como ansiolítico o algo así. En cuanto lo usan, el efecto “hada madrina” no se hace esperar y todas ellas empiezan a mirarse con otros ojos.

Sí, literalmente con unos ojos que no son los suyos, pues entre corrector, delineador, encrespador de pestañas, pestañina y mínimo tres tipos diferentes de sombras, poco queda de su mirada original, y todas terminan dueñas de párpados simétricamente dibujados, cejas súper tupidas y rectas, y miradas tan pero tan profundas que quizás por eso les sirven para llegar bien adentro de si mismas y descubrir la mujer “fuerte”, “capaz de crear” y “hacer maravillas” que solo ve la luz cuando la debilucha que vive por fuera, decide maquillarse.

El mensaje parece claro: sin maquillaje no hay super poderes ni mujer maravilla, el trabajo duro dando vueltitas y la fuerza son lo de menos.

Curiosamente durante los mismos días en que me vi el comercial, leí una parte de libro “Teoría King Kong” de Virgine Despentes, que parecía haber nacido el mismo día en que los genios de la publicidad tuvieron su idea, pues al hablar de los dos años en que ella trabajó como prostituta y cómo este trabajo la ayudó a superar una violación, Despentes hace particular énfasis en cómo se sentía mucho más segura al transformarse en “esta puta alta de piernas alargadas por los tacones”. “Me gustó, los primeros tiempos, el convertirme en esta otra chica. En cuanto me ponía el traje de híper feminidad cambiaba la confianza en mí como después de una raya de merca”–asegura.

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Conforme seguí leyendo, y las frases de cierre del comercial tipo “cuando te sientes bella cambia más que tu apariencia” comenzaron a fundirse con el libro, ya no supe si el comercial aboga porque abracemos a la puta que cree que todas llevamos dentro, o si todo el mundo nos ha engañado siempre y resulta que la prostitución no hace indigna a la mujer sino que al contrario la vuelve poderosa. Aún no lo sé. Lo único que si sé es que si seguimos comprando la idea de que para poder vernos a los ojos tenemos que montar una suerte de perfomance ante el espejo, y cubrir nuestras verdaderas facciones con una suerte de careta diseñada además por otro, es un hecho que difícilmente llegaremos a conocernos.

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