Orden Público

Siete policías infiltrados fueron claves para neutralizar a Megateo

La Policía Nacional entregó más detalles del operativo que le puso fin a la carrera criminal del narcotráficante.

Siete policías infiltrados fueron claves para neutralizar a Megateo

Siete policías infiltrados fueron claves para neutralizar a Megateo / Policía Nacional (Cortesía)

La operación “Solemne”, liberó al país y a la región de Catatumbo de un hombre que en 25 años de trayectoria criminal se convirtió en uno de los dos delincuentes más buscados del país, se trata de Víctor Ramón Navarro Serrano, alias “Megateo”.

Comandos especiales de la Policía Nacional se infiltraron en zona rural del corregimiento San José del Tarra, en Hacarí (Norte de Santander) e identificaron dos puntos que el delincuente frecuentaba hace 15 días y escogía aleatoriamente para pasar la noche, informaron las autoridades.

Las unidades caminaron hasta una de las viviendas donde fuentes humanas y controles técnicos, confirmaron que el delincuente llegaría para diseñar ataques contra la Fuerza Pública y reanudar las labores de envío de cocaína, que había interrumpido tras la pasada operación del 16 de agosto del presente año, de la que escapó.

Los comandos de la Policía Nacional rodearon el lugar, a las 10:04 pm del pasado jueves se ubicaron a tan solo 200 metros del objetivo y entraron en combate con hombres del anillo de seguridad de alias “Megateo”. El narcotraficante corrió en compañía de cuatro de sus escoltas hasta un galpón donde almacenaba explosivos, tatucos y morteros artesanales, y mientras tomaba posición para activar estos artefactos contra el grupo operativo, el lugar explotó.

"Éste escenario en el que se dio este gran asalto fue posible gracias a siete hombres valerosos de la policía quienes enfrentaron a este delincuente ya que, lo tenían infiltrado desde hace varios meses", contó el General Rodolfo Palomino, director de la Policía Nacional.

En medio del intercambio de disparos, la rústica edificación quedó en ruinas. Víctor Ramón Navarro Serrano murió instantáneamente con sus más cercanos colaboradores y uno más que resultó herido, llegó por sus propios medios a un centro de salud, pero no se recuperó y terminó por correr la misma suerte de su jefe.

Con alias “Megateo” neutralizado, tropas del Ejército Nacional con apoyo de helicópteros de la Fuerza Aérea, rodearon la zona y controlaron la reacción armada de los criminales. En pocos minutos recuperaron los cuerpos, registraron el área y encontraron dos fusiles, una pistola, granadas y munición, además de agendas, dispositivos electrónicos y memorias con importante información sobre los contactos del narcotraficante.

El fusil M-4 ubicado, era el arma insignia de alias “Megateo”. Tenía mira telescópica, accesorios para asalto y una cubierta de camuflaje. Según información de inteligencia, lo portaba hace casi cinco años y lo consideraba un amuleto.

La pistola y el otro fusil, estaban reportados como hurtadas desde agosto de 2014, cuando en la cancha de fútbol de Teorama, integrantes de la estructura de “Megateo” atacaron con artefactos explosivos a una patrulla que prestaban seguridad a una remisión aérea de dinero. La acción dejó dos policías y un escolta de la trasportadora de valores muertos, y los elementos extraviados.

Los cuerpos de Víctor Ramón Navarro Serrano y sus secuaces, fueron trasladados a la sede de Medicina Legal en Cúcuta (Norte de Santander), mientras los elementos incautados son inspeccionados con el ánimo de establecer los contactos de este criminal, las personas que lo visitaban, las víctimas de extorsión y los ataques contra la Fuerza Pública que planeaba.

LOS ÚLTIMOS 47 DÍAS DE “MEGATEO”

Luego de la operación conjunta entre Policía Nacional y Fuerzas Militares en la vereda El Guayabón, en Hacarí (Norte de Santander) el 16 de agosto del presente año, se estableció que Víctor Ramón Navarro Serrano escapó levemente herido.

Un disparo le impactó el brazo izquierdo y otro un costado del tórax, contra unos proveedores y su fusil M-4, que terminaron por salvarle la vida.

Era la octava operación contra alias “Megateo” en cuatro años, y aunque permaneció oculto por seis días, rápidamente la Dirección de Investigación Criminal -DIJIN- lo reubicó y empezó a seguir sus pasos. Durante ese periodo se recuperó de las lesiones, ordenó hacer un censo de la región para expulsar a los foráneos, aumentó las restricciones para el tránsito de vehículos en horas de la noche y dejó de compartir con los pobladores, ante un delirio de persecución que desarrolló.

Empezó a movilizarse en tres motocicletas de alto cilindraje en compañía de apenas cuatro hombres fuertemente armados y se trasladó 18 kilómetros al norte a la vereda San José del Tarra, en Hacarí (Norte de Santander), una zona de influencia del ELN.

Por esos días se ausentó de sus acciones narcotraficantes, aunque seguía citando comerciantes y agricultores de la región para que le llevaran los “pagos” de las extorsiones y ordenó algunos homicidios. Sólo 24 horas antes de su muerte volvió a comunicarse para dar instrucciones sobre el porcentaje que debía exigir su organización por el gramaje de hoja de coca que salía.

Contrario a lo que muchos creen, alias “Megateo” era un criminal que incomodaba a la comunidad del Catatumbo y no gozaba de aceptación. Limitaba el tránsito por la región, a los establecimientos comerciales les impuso horarios de atención, prohibía el ingreso de personas extrañas, que resultaban ser familiares de los pobladores y restringía la realización de eventos masivos y públicos. En pocas palabras, limitó el modo de vida de los habitantes y acabó con la economía local, instauró violentamente, a través de miedo y terror, el negocio ilegal de la coca.

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