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John Barrios: el niño que soñaba con ser policía

"Salí trabajar en el nombre de Dios, y si no regreso es porque me fui con él":JBM

A pesar de tener 22 años, John Barrios Mendoza, uno de los patrulleros muertos en emboscada en Córdoba, nunca dejó de ser niño. Así lo recuerdan su padre, hermano, amigos y vecinos

Su padre, Libardo, dice que aunque John sentía temor por lo difícil que se habían puesto las cosas en esa zona del departamento de Córdoba por la persecución de la guerrilla y la banda delincuencial ‘Clan Úsuga’, él decía sentirse orgulloso de ser Policía

Era tal el sueño de vestir el uniforme policial que tan pronto culminó sus estudios de bachiller hizo el proceso como auxiliar regular, lo cual le permitió estar en varias regionales de la institución, lo que le hizo ahondar el deseo que desde niño llevaba en su ser: ser un policía

Por eso antes de terminar el servicio como auxiliar comenzó el proceso para hacer el curso de policía y hace poco menos de un año se recibió como patrullero, por eso no se cambiaba por nadie, según cuenta su hermano mayor, quien también se llama Libardo

“El ingreso a la institución policial lo hizo madurar bastante, pero el a pesar de todo era como un niño grande. Sus amigos eran los niños de la cuadra. Cuando llegaba de descanso, no salía para ningún lado, se la pasaba jugando con los pelaos en el computador. Esa era la vida de él”, recuerda su hermano

Pero también lo recuerda como un joven bien portado, entregado a su familia, cada día llamaba para saber cómo estaban, y si tenían alguna dificultad, desde donde estuviera le ayudaba

Asegura Libardo que el día de la emboscada, él vio la noticia por televisión, pero no le prestó mayor atención. Pero poco después, cuando regresaba a su casa del trabajo, su hermana le dijo que algo le pasaba a su mamá porque había llamado llorando y no pudo pronunciar palabras

“Yo la llamé, ella venía en un taxi para la casa y estaba desesperada por llegar. Y me dijo: Liba mataron a John”, recuerda Libardo con lágrimas en los ojos

La tarde de este miércoles, los despojos mortales del patrullero, les fueron entregados a sus familiares, pero no tuvieron el consuelo de verlo aunque fuera en el ataúd, pues estaba sellado y por orden de la Policía se había prohibido destaparlo

La casa de los Barrios se llenó de mucha gente: policías que custodiaban el féretro, unos hacían presencia institucional, otros que estaba allí porque eran amigos o compañeros en la institución

También habían muchos niños, jóvenes, hombre, mujeres, conocidos todos, que querían acompañar y darle un consuelo a los padres y hermanos y recordar a ese muchachito que vieron correr por las calles destapadas del barrio Santa María

El mismo barrio que lo vio irse un día a cumplir su sueño de ser policía, el barrio que lo vio orgulloso vestir el uniforme verde, el barrio que recordará su risa franca, su comportamiento de niño, su cordialidad y su deseo de sacar a su familia adelante

Las honras fúnebres están previstas para el jueves en horas de la mañana, cuando todos recuerden el último estado de su Face book, ese que escribió a finales de agosto cuando se despidió de sus seres queridos tras pasar con ellos las últimas vacaciones,  y que parecía presagiar lo que pocos días después pasaría:“Salí trabajar en el nombre de Dios, y si no regreso es porque me fui con él”.

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