Política

El seguro de Arias

Análisis del nuevo capítulo de la trama judicial protagonizada por el ex ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias.

Una noche de noviembre de 2009, al finalizar el debate de control político armado por la oposición en el Senado, el ministro Andrés Felipe Arias hizo algo inusual en el recinto: terminó su intervención con vivas a Colombia. Fue una muestra de sobradez. Esa noche se burló de los citantes, amparado en las mayorías uribistas del Congreso

 Al día siguiente llegó radiante a su despacho, al que accedía por el ascensor que mandó a bloquear para uso exclusivo del ministro en el edificio Pedro A. López de la Avenida Jiménez. Eran los días en los que Arias destellaba en el gabinete por su conocimiento en temas económicos, y lograba pasar los proyectos de ley sin ningún problema, como el de Agro Ingreso Seguro

 Del Arias que defendía el reparto de subsidios estatales a los grandes productores y que sostenía la tesis de la incapacidad de los campesinos para ser productores exitosos ha quedado una acusación de la Corte Suprema de Justicia por celebración indebida de contratos y peculado en favor de terceros y una incertidumbre sobre su paradero desde el pasado 13 de junio cuando se filtró la noticia de la decisión que tomaría la justicia

 De ser cierta la versión de los medios, el exministro podría haber salido del país con la intención de evadir la condena que le será impuesta, siguiendo el mismo camino de la ex directora del DAS María del Pilar Hurtado y el ex comisionado de paz Luis Carlos Restrepo. O como lo han hecho exdirectivos de Saludcoop y de Interbolsa

   ¿Por qué habría escogido Arias este camino?  Hay al menos dos argumentos que tratarían de presentar amigos y enemigos del exministro. Una razón sería la consideración personal de tratar de proteger a su familia de los efectos de un carcelazo de varios años, que ya vivió por cuenta de esta investigación sobre el proyecto de Agro Ingreso Seguro

 La otra es la consideración política. Él hace parte de un modelo en el que hay desprecio por las reglas del Estado; en el que el desarrollo lo provee el mercado y no el Estado; uno en el que se privilegia la fuerza sobre el diálogo, sin importar los medios, y en el que el valor de la justicia está en el mismo nivel de una embolada en las puertas de la Fiscalía

 Arias estaría tranquilo en Colombia si hubiera perdido la reelección de Santos, lo cual le habría garantizado una capacidad para buscar una salida más favorable a su condena. Hoy, estar por fuera le podría facilitar el argumento de ser un perseguido político por ser parte de la oposición de derecha al gobierno de Santos

 Es posible que muchos se pongan del lado de Arias por consideraciones de tipo personal –hijos pequeños— o por resistirse a aceptar que se condene a quien no se quedó con la plata y en cambio los beneficiados estén libres. Tal vez este puede ser otro caso de referencia para quienes han decidido hacer de los fallos de los justicia una burla, es decir un mal ejemplo.   

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