Las exhumaciones se hacen con la mano

La subdirección de exhumaciones de la Fiscalía tiene al frente una mujer con más de 10 años de experiencia. A ella la acompañan científicos forenses entre otros: odontólogos; paleontólogos; psicólogos;  abogados; topógrafos; ingenieros; antropólogos y los investigadores, todos del CTI

 Identificar un cuerpo encontrado en una fosa común es un trabajo de meses, a veces de años. Todo comienza con la información de desmovilizados o delincuentes confesos que quieren reparar a sus víctimas o simplemente recibir beneficios de la justicia. Luego vienen las jornadas de caminata, días enteros por senderos que momentos atrás fueron territorios vedados para las autoridades

 Los científicos, fiscales e investigadores deben exponerse a campos minados, la amenaza constante de ataques de la guerrilla o grupos criminales, como efectivamente ha ocurrido. Al llegar al sitio el trabajo de memoria es del informante. Una piedra, un árbol o un río son la clave para ubicar el punto exacto de una fosa

 “Muchas veces apenas tenemos tiempo de encontrar el sitio, exhumar y salir rápido, pues siempre existe el riesgo de aquellos que no quieren que la verdad se sepa, ya sufrimos varios ataques”, dijo uno de investigadores que participa de las exhumaciones

 Cuando hay tiempo y la información es confiable hay que acampar. Todos, científicos, fiscales e investigadores, comparten carpas como una excursión extrema al lado de la Fuerza Pública en una zona que hace menos de ocho años era de combates

 Para encontrar un cuerpo hacen hasta seis excavaciones, con extremo cuidado, de forma lenta y con las manos. En puntos de la excavación se cambian las palas por pequeños cepillos que mueven a penas granos de tierra para no afectar la escena

 Si se encuentra un cuerpo, el trabajo toma varias horas. El detalle se convierte en la clave. Registro fotográfico, planimetría, cadena de custodia y una travesía científica en el monte con inclementes sacudidas de la naturaleza

 Embalan con rigor judicial todo lo encontrado y la aventura científica regresa a Bogotá, donde muchos de los restos y artículos hallados en las fosas, hacen fila para ser identificados y descansar en paz.