Justicia

Sables cruzados

Lo divulgado por Semana le puede hacer daño al presidente si se da un mal manejo a la situación.

El frío fin de semana en la Sabana de Bogotá, donde está la Hacienda Hato Grande, se hizo aún más helado en ese lugar con la noticia de la revista Semana sobre “Los negocios en el Ejército”. Lo que se esperaba fuera un reunión de estrategia electoral terminó siendo una sala de crisis por la gravedad de la revelación periodística

Lo divulgado por Semana le puede hacer daño al presidente si, como pasó con las denuncias de las “chuzadas”, se da un mal manejo a la situación. Sacar hoy a sombrerazos a los militares de la cúpula implicados en las grabaciones no parece ser la mejor salida para los propósitos políticos inmediatos de Santos. A menos que el efecto de la denuncia se crezca y tenga que tomar decisiones radicales

Este nuevo episodio no solo es inoportuno para el presidente por el tema de la reelección sino un revés para la imagen de las Fuerzas Militares que, como nunca antes, gozan de una alto aprecio gracias a los golpes propinados a la guerrilla en los últimos años

La presencia de “manzanas podridas” –esa frase es del mismo Santos—en el estamento uniformado es difícil de negar por lo que se oye en las grabaciones de Semana, por las chuzadas a los negociadores de La Habana y por la falsificación de exámenes  la Policía o por casos como la muerte de una alfereza de la Policía en la Escuela de Cadetes. Llama la atención que este nuevo escándalo esté ligado al tema de los falsos positivos y haga parte de una cadena de hechos denunciados pero no resueltos: el coronel González del Río es parte de los implicados en desapariciones de civiles y está recluido en una guarnición que la misma revista ha denunciado sobre los privilegios de los “Tolemaida Resort”

La pregunta que se hacen muchos es por qué estallan escándalos y no pasa nada. La candidata Martha Lucía Ramírez aún debe la explicación de por qué salió del Ministerio y de si es cierto que su interés de meterle mano a la contratación tuvo qué ver con ello

Pero el que más está en deuda con la opinión, por la manera como maneja el control político al Ministerio de Defensa, es el Congreso. La manera ligera como se aprueba el ascenso de los generales, las sesiones a puerta cerrada de los debates porque todo lo militar debe ser reservado, el silencio frente a las denuncias que llegan a la Comisión de Acusación –las grabaciones que envió la Fiscalía sobre el caso Villaraga están engavetadas--, han permitido escándalos como el general Mauricio Santoyo, ascendido por presión del Gobierno, o el del general Patiño pese a tener de por medio la investigación por la muerte de un grafitero en Bogotá.  El Congreso hace un debate al ministro de Obras porque no se hace una carretera en Antioquia, pero poco pregunta sobre los contratos de los militares.  Ciertamente: “Doce años de esclavitud”, película de Steve McQueen, debería ganar varios Óscar no solo por ser una excelente producción sino también para reparar el daño a un esclavo que perdió sus batallas por la verdad, la justicia  y la reparación en el siglo XIX.

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