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"Este equipo nunca se va a resignar", Pékerman

En los 45 minutos finales ante Chile, Colombia sumó el punto que la llevó a Brasil 2014.

"Este equipo nunca se va a resignar", Pékerman

En los 45 minutos finales ante Chile, Colombia sumó el punto que la llevó a Brasil 2014.

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Si faltaba un número, una cifra, un punto, un resultado, una confirmación matemática, ya la selección Colombia la aportó. Los últimos 90 minutos ante Chile fueron en realidad, 45, solo medio partido donde Colombia sumó y se hizo inalcanzable por el quinto de la tabla de posiciones.

Era la forma en que Colombia debía celebrar el regreso al mundial, sumando, sacando un resultado por cuenta propia y así acabar con 16 años de espera para vivir meses de ansiedad y unos pocos días de fútbol entre junio y julio del próximo año.

Eso sí, fue un año de ensueño para la Federación Colombiana de Fútbol que vio en esta clasificación, la culminación a un listado de logros deportivos, alcanzados por las categorías menores y por esta misma selección que fue tercera del mundo en el ranking de la FIFA.

Esta selección empezó el recorrido a Brasil 2014 bajo la dirección de Leonel Álvarez. El técnico antioqueño logró un triunfo épico en La Paz. Victoria que a la fecha solo pudo alcanzar Chile porque los demás o perdieron o empataron, incluida la misma Argentina, en aquel partido donde Lionel Messi se enfermó a punto de ser más recordado su padecimiento en el terreno de juego, que el mismo marcador final.

Ante Venezuela y Argentina en Barranquilla, Álvarez se condenó. Algunas protestas de los jugadores se colaron en los pasillos y alcanzaron a llegar a la opinión pública. Sus decisiones técnicas y la forma de preparar los partidos no eran del agrado de todos. Luego de sumar un solo punto en este doblete, la selección se quedó sin timonel.

Fue entonces el momento de volver a un plan que ya Luis Bedoya, presidente de la Fedefútbol, había querido implementar mucho tiempo antes, el de un técnico extranjero.

Las negociaciones con José Pékerman llegaron a feliz término. El argentino asumió la dirección técnica y con ella implementó un nuevo régimen jamás vivido en la Federación y lo que le rodea. Todos, desde dirigentes, pasando por jugadores y hasta los mismos medios tuvieron que adaptarse al modo de trabajo de Pékerman. 

Era una apuesta filosa que si le salía mal, iba a terminar en guerra mediática contra ese método de trabajo. Consistió en blindar al equipo. Protocolizar todo, desde el mismo llamado a cada convocatoria, hasta la cantidad de veces que entregaban una entrevista.

Acomodarse fue cuestión de tiempo. Pékerman ganó en Lima y perdió en Quito. Dejó sus primeras dos presentaciones en 50/50. Necesitaba más tiempo para convencer.

Llegó el doblete con el que enamoró al país. Goleó a Uruguay 4-0 con un recital de juego y en Santiago de Chile, cuando perdía 1-0, sacó a Mario Yepes, capo de la selección y reacomodó el equipo. Un desafío donde mostró que el plantel entero ya tenía su confianza. En 45 minutos volteó el marcador y volvió a deslumbrar.

Colombia cerró 2012 con victoria sobre Paraguay y luego en amistoso contra Brasil dejó la impresión de que el equipo ya no salía al campo de juego con la imagen de ser el débil.

En 2013, Colombia pasó por una montaña rusa desafiante. El amor que cultivó en 2012, se fue acabando en el cierre. Sacó resultados, sacrificó buen juego y perdió tres batallas. No le fue bien en Venezuela y tampoco en Montevideo y en ante Chile en Barranquilla tuvo la peor presentación de todas, pero en los últimos 45 minutos rescató el punto que necesitaba.

Ante Argentina, en Buenos Aires, jugando con 10 hombres, anuló a Messi y sacó un cero a punta de táctica, demostrando una vez más que los jugadores absorbieron todo lo que Pékerman transmitió.

Con el triunfo sobre Ecuador en Barranquilla, Colombia hizo la reserva del tiquete al Mundial. Como toda reserva, había que esperar la confirmación.
Algunos incrédulos todavía dejaban mensajes en redes y en cuanta nota de medios podían participar demeritando la clasificación mundialista. Las matemáticas respaldaban todas estas críticas, pero para ello necesitaban una debacle de resultados que nunca llegó.

Ecuador fue el resultado que clasificó a Colombia al Mundial número 20 de la FIFA. Llega directamente, con un rendimiento del 60 por ciento, tras obtener 27 de los 45 puntos totales en disputa.

Colombia alcanza su quinta participación, la primera de este siglo y donde solo un jugador, Faryd Mondragón, conoce lo que es vivir y disputar esta fiesta. Los demás son una generación que cumplirá un sueño que trabajaron desde las divisiones menores, desde el día que se ganaron un contrato en Europa, desde el momento en que se mentalizaron para hacer lo que ya es realidad: Clasificar con Colombia al Mundial.

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