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Chelsea elimina al Liverpool y jugará la final de la Champions contra Manchester en Moscú

El jugador marfileño Didier Drogba metió al Chelsea en su primera final de "Champions" en una vibrante eliminatoria librada en Stamford Bridge

El jugador marfileño Didier Drogba metió al Chelsea en su primera final de "Champions" en una vibrante eliminatoria librada en Stamford Bridge, en la que los "Blues" tuvieron la última palabra, con un 3-2 en la prórroga, ante un Liverpool que pese a su empeño y pasión se vio incapaz de encender su estrella europea. Fue una noche dramática para los "Reds", que se jugaban en Londres su último cartucho de la temporada. Su anfitrión, por contra, echaba mano a un fútbol eficaz para esquivar la barrera infranqueable que ha supuesto el Liverpool para este club en dos semifinales previas. El técnico más vapuleado por los medios británicos, Avram Grant, tapaba la boca a sus detractores al lograr en este estadio lo que no pudo conseguir su antecesor al frente de los "blues", el idolatrado José Mourinho. En otra noche de dramatismo europeo, un Chelsea sobrado, centrado, eficaz, empequeñeció al Liverpool. Hoy pudieron más los Drogba y los Essien, los Cole y los Ballack. La plantilla del archimillonario Roman Abramovich ante la pasión del entregado Liverpool, hoy insuficiente. Quizá su victoria del sábado ante el Manchester United en la "Premier" inyectó dosis renovadas de confianza a la formación londinense. El marfileño Didier Drogba, el hombre cuyas supuestas artes "teatrales" disgustan tanto a Rafa Benítez, quien en vísperas pidió públicamente al árbitro precaución extra hacia este jugador, representó la mayor amenaza para la escuadra del madrileño en la primera mitad. Fue Drogba el primero en adentrarse en los feudos de Pepe Reina, y el jugador que dio más trabajo a las defensas "red" con internadas continuas y con una misión clara: molestar a Carragher y Skrtel y transformar un guión en principio descafeinado. Mientras que los "Blues" arrancaban con los motores engrasados, controlando, con ritmo, y con las piezas bien ajustadas en todos los departamentos, los de Benítez no terminaban de encontrar su sitio. Las esperanzas de la hinchada, depositadas ciegamente en la velocidad y el olfato del adorado Fernando Torres no encontraban hoy la jugada prodigiosa el ex del Atlético de Madrid. Gozó de un instante que pudo haber desnivelado el marcador, con una jugada que provocó Benayoun y en la que intercedió el inglés Gerrard para poner ante los pies del español un balón que esta vez Torres no pudo con el cancerbero checo Petr Cech. Irónicamente fue precisamente un balón que se le escapó al madrileño el desencadenante del desastre, al retomar la pelota Salomón Kalou para rematar a la portería de Pepe Reina. El portero español desvió bien hacia un lateral, pero Drogba, de nuevo, se adelantó al noruego John Arne Riise para dar la ventaja al conjunto anfitrión a la media hora de partido. Por cierto, que cada vez que tocaba el balón el escandinavo -autor del desafortunado autogol en Anfield en la primera eliminatoria- los aficionados del Chelsea la tomaban con el nórdico. Un lanzamiento de falta que asumió con torpeza el maltratado zaguero escandinavo tampoco contribuyó a hacerle grandes favores. El encuentro cobraba tintes dramáticos para la plantilla de Anfield. Con la presión azuzando y el marcador en contra, llegaba el momento en el que, en teoría, el Liverpool suele crecerse. Además, en el minuto 22, el Benítez se vio forzado a sacar a Martin Skrtel, por lesión de rodilla. El Liverpool saltó al campo en el segundo tiempo con la urgencia de enmendar las imprecisiones mostradas en el primer acto. Con el técnico del Manchester United, Alex Ferguson, como atento observador desde las gradas, el primer amago para poner un parche al marcador llegó con un tiro del holandés Dirk Kuyt que frenó de forma soberbia Cech. Y entonces sí. La réplica a Drogba llegó de Fernando Torres. El "Niño" escuchó las llamadas de la hinchada para devolver la calma a su equipo en el minuto 64. Retomó un balón que le filtró Yossi Benayoun, tras deshacerse de cuatro defensas del "Chelski". Un toque con la izquierda y un certero tiro a puerta de "The Kid" con la derecha sirvieron, por lo pronto, para romper las negras estadísticas que cosecha el Liverpool en Stamford Bridge. El segundo asalto de las semifinales inglesas no obtuvieron conclusión en los 90 minutos. Al Liverpool le tocó encajar un susto monumental en el minuto 95, cuando el colegiado italiano Roberto Rosetti anulaba un gol de Essien por fuera de juego. Superado el impacto, llegó el peor momento para el Liverpool, cuando una falta del suplente finlandés Sami Hyypia sobre el germano Ballack provocaba un penalti, que transformó Frank Lampard para dar, ahora sí, ventaja a los locales. La agonía en la que se sumergía el Liverpool no terminaba ahí. Drogba volvió a la carga y asestaba otro golpe letal a los "reds", tras una buena jugada de Nicolas Anelka. El holandés Ryan Babel, suplente de Torres, lograba otro tanto aprovechando, con un disparo lejano que no supo despejar Cech y que podía reavivar el tramo final de la eliminatoria. El Liverpool apretó en los últimos minutos a la desesperada. Buscaban el gol que les hubiera metido en la final. No pudo ser. Drogba guió a su equipo hasta la gran cita en Moscú. Stamford Bridge celebró la victoria histórica de su equipo, mientras el Liverpool de Benítez lloraba la oportunidad perdida y despedía una temporada sin títulos. Mientras, el Manchester United espera ya en la final.

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