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LOS FUNERALES DEL ZAR ABREN VIEJAS HERIDAS EN RUSIA

Rusia sepultará el viernes a Nicolas II, pero esta ceremonia que se suponía sería la de la reconciliación, abrió, por el contrario, viejas heridas en el país, ochenta años después de la ejecución del último zar. <BR>Más que los cañones y la gua...

Rusia sepultará el viernes a Nicolas II, pero esta ceremonia que se suponía sería la de la reconciliación, abrió, por el contrario, viejas heridas en el país, ochenta años después de la ejecución del último zar.

Más que los cañones y la guardia de honor de San Petersburgo, serán la confusión y la polémica que acompañarán el cortejo fúnebre del emperador hasta su última morada.

La iglesia Ortodoxa se disoció de la ceremonia, los dirigentes políticos comunicaron unos tras otros que no asistirían, y los monárquicos claman blasfemia.

El origen de este malestar general es la duda que persiste sobre si las osamentas que serán enterradas en la catedral de la fortaleza Pedro y Pablo de San Petersburgo son realmente las del último zar y su familia.

En febrero una comisión gubernamental afirmó que si lo son, en un informe de 1.500 páginas publicado al cabo de cinco años de investigaciones.

Las investigaciones, sobre todo genéticas, permitieron identificar los restos como los del zar Nicolas II, de su esposa Alexandra Fedorovna, de tres de sus hijas -Anastasia, Olga y Tatiana- del médico de la familia y de tres sirvientes.

Los cuerpos del zarevich Alexis y de su cuarta hermana, María, no han sido ubicados hasta ahora.

La iglesia Ortodoxa estimó que las zonas obscuras seguían siendo demasiado importantes y que ella no podía arriesgar equivocarse de cadáveres, tanto más cuanto tiene previsto canonizar a la familia imperial.

El diferendo se transformó en conflicto abierto, hecho rarísimo en las relaciones habitualmente muy corteses entre el régimen de Boris Yeltsin y la Iglesia.

En un mensaje por televisión al país, tan solemne como inhabitual, el patriarca de todas las Rusias, Alexis II, reprochó el martes al gobierno haber investigado sin transparencia y haber ignorado "opiniones científicas de peso".

Por eso, la Iglesia sólo enviara curas rasos a la ceremonia de San Petersburgo, y Alexis II dirigirá el viernes un oficio religioso paralelo en Serguiev Possad, al norte de Moscú.

Sin esta caución moral indispensable, Yeltsin y toda la clase política debieron renunciar a participar en el entierro real.

Los descendientes de la familia imperial rusa tampoco están de acuerdo entre ellos. Algunos irán a la ceremonia organizada por el gobierno - como el príncipe Nicolas Romanovich, mientras que la gran duquesa Leónida Gueorguievna y su nieto Gueorgui, pretendientes al trono, irán con el patriarca.

Boris Yeltsin, que esperaba hacer del 80 aniversario de la ejecución de Nicolas II un momento de arrepentimiento y de reconciliación nacional, podría sufrir uno de los grandes fiascos de su vida.

Como si fuera poco, un aspecto tan prosaico para funerales imperiales, como es la bancarrota del gobierno ruso, privará al Zar de todas las Rusias del mínimo que podría exigirse para honrarlo más allá de la vida:

La lápida y la tumba será de madera imitación mármol y las inscripciones quedarán grabadas en...papel

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