63 % de jóvenes bogotanos consume pocas frutas y hortalizas
La percepción del precio, el tiempo disponible para comprar y preparar, además de la baja oferta, figuran entre las causas del bajo consumo.
Así lo evidencia una encuesta realizada en la capital a 1.300 personas entre los 15 y 35 años, en la cual el 63 % expresó consumir apenas de una a tres raciones semanales de estos productos naturales. Entre tanto, el 37 % consume más de tres raciones a la semana, con una preferencia por los jugos cuando se trata de frutas. Las mujeres reportaron un mayor consumo con un total de 53 % en comparación con los hombres (47%).
Por otro lado, también se demostró que en los estratos 1, 2 y 3 se da una mejor alimentación, pues un total del 65 % de los encuestados (hombres y mujeres) de esos segmentos socioeconómicos manifestó consumir vegetales por lo menos una vez a la semana.
La investigación, denominada “Hábitos de consumo de frutas y hortalizas en personas de 15 a 39 años, habitantes de Bogotá”, fue realizada por Gina Paola Galindo Triana, ingeniera agrónoma de la U.N.
De los encuestados, el 51,9 % respondió que come algunas veces a la semana, y el 17,8 % que las consume una vez al día. El 64,9 % consume verduras cocidas y el 76,9 % crudas, de 3 a 4 porciones a la semana.
Muestra la investigación que hay un bajo consumo, casi nulo de frutas. Sin embargo, la naranja, el banano, la manzana y las frutas para jugo son las que más se ingieren, ya que son adquiridas con facilidad y a precios cómodos en las plazas mayoristas o en los supermercados de barrio.
A pesar de que Colombia es un país con una amplia variedad de frutas y hortalizas, los colombianos presentan un bajo consumo, según la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia (Ensin), en la que el 27,9 % de las personas entre 2 y 64 años no incluye frutas ni verduras en su alimentación. En 2010, solo el 16,1 % de las personas ingería verduras frescas diariamente y el 18,3 % consumía frutas tres a cuatro veces por semana, señala la ingeniera.
Según su estudio, “las personas relacionan el consumo de frutas y hortalizas con salud y bienestar. Sin embargo, las razones principales que limitan la ingesta de estos alimentos son la percepción del precio, el tiempo para la compra y la preparación, además de la baja oferta y la presentación en los lugares usualmente seleccionados por el consumidor para comprar sus alimentos”.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la ingesta diaria de dos a cuatro porciones de frutas y vegetales aportaría las cantidades necesarias de nutrientes para las funciones de la vida moderna. No obstante, el alto consumo desbalanceado de grasa animal y el sedentarismo genera problemas de obesidad, hipertensión y enfermedades gástricas o cardiacas.
En este sentido, la OMS recomienda un consumo mínimo de frutas y verduras frescas en cantidades de 400 a 500 gramos/día, para la prevención de enfermedades crónicas del corazón, cáncer, diabetes y obesidad, así como el alivio de deficiencias en micronutrientes
“Los hábitos han cambiado y los tiempos de consumo de las comidas también; las personas consumen alimentos a cualquier hora y en cualquier momento del día utilizando con mayor frecuencia los alimentos procesados desplazando los tradicionales y naturales. La alimentación moderna se caracteriza por el uso de alimentos ricos en sal, azúcar, grasa, en general de muy bajo valor nutricional,” dice la experta.
Como recomendación, la ingeniera plantea la formulación de políticas públicas encaminadas a reglamentar la producción y comercialización de estos productos en el mercado, restaurantes, e instituciones de educación media y superior, definiendo el porcentaje mínimo de fruta, en especial en restaurantes.
Se sugiere impulsar campañas para aumentar el consumo de frutas y hortalizas, así como promover entre los consumidores conceptos como el manejo en la presentación de los productos y formas de preparar agradable a los sentidos.
Según Gina Paola Galindo, es importante incentivar el consumo en las personas que dedican el mayor porcentaje de su tiempo a trabajar, ya que su ritmo de vida es un obstáculo para el consumo de este tipo de alimentos. Para tal fin, agrega, se deben mejorar las presentaciones de estos productos en cuanto a tamaños, para que sean de fácil ingesta, con menos tiempo de preparación, y hacer campañas para enseñar los modos de preparación, en especial de las hortalizas.